SANTISIMA VIRGEN MARIA Y SUS ADVOCACIONES

..."Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.  Desde ahora me felicitaran todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi.  Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.  El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón.  Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.  A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.  Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre"...   Lucas 1, 46-55.

  • Angela

    Photo: Feliz Lunes Muchas Bendiciones.....

  • Elvira Velásquez

  • Elvira Velásquez

  • Lizza Galeano

  • Vero Valle

  • Vero Valle

    15 de Agosto, Asunción de la

    Santísima Virgen María

    La fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María, se celebra en toda la Iglesia el 15 de agosto. Esta fiesta tiene un doble objetivo: La feliz partida de María de esta vida y la asunción de su cuerpo al cielo.

    “En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con él, sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada día, incluso en los momentos en que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas. María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios”. Homilía de Benedicto XVI (2010)

  • Vero Valle

  • Vero Valle

  • Diana María González Taveras

    Madre mía, que en los momentos íntimos con tu jesús, átame a El con tantos nudos que en los momentos difíciles no me de tiempo a desatarme.

    Te amo Madre maría!

  • Martha Isabel Godínez Villa

    Santisima Virgen, concedeme la gracia de acompañarte en tu soledad , participando como tú de la cruz de Jesús, estrechamente unidas a él en todos los acontecimientos de nuestra vida, como personas bautizadas que viven en la iglesia y discipulos que viven en alianza de amor

  • lucila caballero

    virgen maria cubranos con tu manto y guianos por el buen camino amen

  • Amparo white de la Guia

    SÚPLICA   A   MARÍA---

    MARÍA

    ERES DE LOS CREYENTES MADRE,SEÑORA PURA Y DOLOROSA

    REINA DEL CIELO Y ESPOSA,QUIEN DE TU HIJO FUE PADRE.

    BAJO TU MANTO,GUARDANOS SEÑORA Y LIBRANOS DE LAS PENAS

    TU LUZ, MARIA NOS GUIA A DIARIO,

    Y A TI TE PEDIMOS CON AMOR CLEMENCIA,

    MADRE Y REINA DE TODA INOCENCIA

    NO NOS DEJES SOLOS Y ABANDONADOS,

    LIBRANOS MADRE DEL MAL  Y DEL MIEDO

    Y GUARDANOS MADRE,SITIO EN EL CIELO.

    AMEN

  • Juan y Zaida

  • lucila caballero

    GRACIAS TEDOY POR LA PROTECCION DE MI FAMILIA AMEM

  • elvira eugenia calderón perez

    Maria reina de la paz por favor trae la paz a este mundo que cada vez pierde mas sus valores.

  • Diana María González Taveras

    MADRE MIA QUE QUIEN ME MIRE TE VEA.

  • Juan y Zaida

    DÍA PRIMERO (7/NOV)

     

    María, nuestro Modelo

     

    CONSIDERACIÓN. – La mejor manera de honrar a la Santísima Virgen, es esforzarse en reproducir sus admirables virtudes, porque Ella es no solamente nuestra Madre, sino también nuestro Modelo.

    María se ha elevado a la santidad sublime que la caracteriza, no por género de vida excepcional, sino cumpliendo perfectamente y con espíritu de fe, cada uno de sus actos. Sui existencia ha sido, exteriormente, simple y ordinaria: la observación de la ley divina: la práctica de las virtudes de su estado, constituye toda su perfección. El camino que ha seguido, es el que nosotros debemos seguir. Elevemos los ojos hacia Ella, meditemos su conducta y apliquémonos a reproducir por nuestros sentimientos, acciones, palabras, lo que admiramos en Ella; esforcémonos en dar cada día un paso en esta imitación de nuestra Madre; éste es el modo más seguro de serle agradable.

    “El alma de María es el espejo fiel donde se reflejan, con toda su hermosura, las más sublimes virtudes”, dice San Ambrosio; que Ella sea nuestro Modelo y la luz de todos nuestros pasos.

     

    EJEMPLO. -  Un santo rey, gustaba ir, durante las noches de invierno, a visitar a Jesús, en la soledad de su tabernáculo.

    El vasallo que le seguía y que caminaba detrás, sobre la nieve apenas hollada, temblaba de frío, tenía los pies lastimados y se quejaba de las fatigas del camino. El príncipe le dijo: “Pon tus pies en las huellas de mis pasos y te sentirás sensiblemente aliviado”.

    El servidor así lo hizo y sintió pronto, que un dulce calor lo fortificaba.

    Caminemos sobre las huellas de la Santa Virgen, pongamos nuestros pies en las marcas de sus pasos y siguiéndola, encontraremos fácil, hasta atrayente, aquello que nos había parecido al principio imposible o desagradable.

    Si al calor de las virtudes de María nuestro corazón se anima, se sentirá pronto abrasado por un ardor inextinguible a seguir las huellas de un modelo tan hermoso, es decir, a imitarla.

     

    PLEGARIA. - ¡Oh María! recibidme, os ruego, como hijo vuestro; obtenedme la gracia de imitar vuestras virtudes, particularmente vuestra humildad, dulzura, paciencia y amor a Dios. Alcanzadme una verdadera devoción hacia Vos y hacia vuestro divino Hijo sin el cual, nada se puede; enseñadme a soportar las cruces, las humillaciones, y todas las penas que Dios guste enviarme; haced, en fin, que viviendo en la práctica de la virtud, pueda morir en vuestros brazos y expirar pronunciando los nombres de Jesús, maría y José. Así sea.

     

    RESOLUCIÓN. – Me aplicaré a imitar a la Santísima Virgen, en todas mis acciones.

     

    JACULATORIA. – Santa Madre de Dios, rogad por nosotros.

     

  • Juan y Zaida

    ¿Por qué hemos sido creados?

     

    CONSIDERACIÓN. – Los filósofos se han preguntado, sin poder muchas veces, responder a sus propias interrogaciones, de dónde ellos venían, por qué habían sido creados y a dónde iban.

    La Santísima Virgen, en quien la luz de la fe iluminaba el alma pura e inmaculada, sabía que Ella venía de Dios, creador del cielo y de la tierra; que el Señor la había colocado aquí, abajo, dándole una misión especial y que le reserva una recompensa eterna.

    Nosotros podemos decir, con noble orgullo, que, como María, venimos de Dios; que, en su sabiduría infinita, Él ha dado a nuestra vida un fin determinado, y que nos prepara una felicidad sin fin, si somos fieles a sus órdenes.

    Hay hombres, sin embargo, que pasan sobre esta tierra sin ocuparse jamás de sus destinos eternos y pierden su alma, porque viven como si no hubieran de morir.

     

    EJEMPLO. – Jesús estaba un día en casa de su amigo Lázaro. Las dos hermanas lo ayudaban a agasajar a su divino huésped, pero lo hacían de diferente modo: Magdalena se hallaba prosternada a sus pies y recogía con amor cada una de las palabras que salían de su boca; Marta se ocupaba con diligencia de toda clase de cuidados y deteniéndose delante del salvador le dijo: “Señor, ¿no veis que mi hermana me deja sola para hacer todo? Decidle que me ayude”.

    Jesús le respondió: “Marta, Marta, os inquietáis y turbáis por muchas cosas; pero sólo una es necesaria: la salvación”.

     

    PLEGARIA. – Vos sois llamada, ¡oh María! Estrella de la mañana. Dignaos, pues, guiarme en el camino, muchas veces difícil, de la vida. Haced que yo piense siempre en la salvación de mi alma y que no me deje distraer nunca por los diversos acontecimientos que se relacionan con mi existencia. Así sea.

     

    RESOLUCIÓN. – Me esforzaré en trabajar sin descanso, en la obra de mi salvación.

     

    JACULATORIA. – Oh María, Estrella de la mañana, rogad por nosotros.

     

  • Juan y Zaida

    DÍA TERCERO (9/NOV)

     

    Del conocimiento de Dios

     

    CONSIDERACIÓN. – Dios se manifiesta al hombre de diversas maneras: por sus obras, en la naturaleza; por sus profetas, en los libros santos; por sus ministros, desde lo alto de la cátedra cristiana.

    María no descuidaba ningún medio de aprender a conocer al Señor y experimentaba una gran satisfacción oyendo hablar de sus perfecciones, viendo las pruebas brillantes en las maravillas de la creación, que eran para Ella, como un libro abierto, revelándole su sabiduría, su potencia y su bondad.

    Es un deber para el cristiano, aplicarse a conocer al Señor. Si las ciencias diversas pueden ser útiles, una sola, es absolutamente necesaria: aquella que nos hace conocer a Dios y las relaciones que nos unen a Él. Un niño, gusta oír hablar de las grandezas de su padre y de los altos destinos que le esperan.

    No descuidemos, pues, ninguna ocasión de instruirnos sobre el punto de vista religioso, escuchemos con respeto la palabra de Dios, leamos atentamente los libros que tratan de sus perfecciones y veamos la acción de su Providencia, lo mismo en las obras de sus manos divinas, que en los acontecimientos que se suceden a nuestros ojos.

     EJEMPLO. – Los primeros cristianos tenían tal sed de la palabra divina, que afrontaban para oírla, los más grandes peligros. Durante las persecuciones, sólo en las catacumbas, vastos subterráneos, se celebraba el oficio divino y los sacerdotes del Señor manifestaban su palabra; ningún obstáculo impedía a esos hombres valientes, a aquellas débiles pero enérgicas mujeres y hasta a los niños, exponerse a la muerte para aprender a conocer a Dios.

     PLEGARIA DE SAN AGUSTÍN. - ¡Oh Dios mío! aquél que no os conoce, aunque conozca todo aquellos que no sois Vos, es desgraciado. Mas, aquél que os conoce, aunque no conozca otra cosa, es feliz si os ama. ¡Haced que os conozca y os ame! Así sea.

     RESOLUCIÓN. – No descuidaré ninguna ocasión de aprender a conocer a mi Señor y Dios.

     JACULATORIA. – María, Madre de la divina gracia, rogad por nosotros.

     

  • Juan y Zaida

    DÍA CUARTO (10/NOV)

     Debemos amar a Dios

     CONSIDERACIÓN. – Cuanto más la Santísima Virgen avanzaba en el conocimiento de Dios, tanto más lo amaba. ¿Cómo en efecto, se podría no dar todos los efectos del corazón a Aquél que reúne todas las grandezas, todas las perfecciones, de quien las criaturas que más admiramos aquí abajo, no son sino un pálido reflejo?

    Si hay todavía hombres que no aman al Señor, que no piensan en Él, que no elevan su alma hacia Él, es porque les es desconocido.

    Esos infelices no saben que ese Dios todopoderoso, el Creador del universo, el Rey de los reyes, les ha amado con un amor tan grande, que por redimirlos de la condenación eterna, el Verbo eterno, la Segunda persona de la Santísima Trinidad ha querido descender del cielo, nacer en un establo y morir sobre la cruz. ¡Oh! ¿no sentimos que nuestro corazón se emociona, considerando tantas pruebas de amor? Comprendamos cómo seríamos ingratos, si no amáramos a Dios con todas las fuerzas de nuestra alma, más que a ninguna de las cosas creadas, más que a nosotros mismos y si no estuviésemos dispuestos a sacrificar todo por su amor.

     EJEMPLO. – Un día que el santo Cura de Ars oía cantar a los pajarillos dijo suspirando: ¡Pobrecillos! habéis sido creados para cantar y cantáis. El hombre ha sido creado para amar a Dios y no lo ama. Sin embargo, la única felicidad que tenemos sobre la tierra es amar a Dios y saber que Él nos ama. Ser amado por Dios, estar unido a Dios, vivir en la presencia de Dios, vivir para Dios.

    ¡Oh! ¡qué bella vida!

     PLEGARIA DE SAN AGUSTÍN. - ¡Oh nuestra poderosa Soberana, hablad por nosotros a nuestro Señor Jesucristo, ¿quién podría hacerlo mejor que Vos, que habéis gozado tan íntimamente de sus pláticas sobre la tierra? Pedid para nosotros un gran amor a Dios, la perseverancia en su santa gracia y la felicidad de morir en su amistad. Así sea.

     RESOLUCIÓN. – Diré continuamente a Dios que lo amo y trataré de probárselo con mi conducta.

     JACULATORIA. – Madre del Salvador, rogad por nosotros.

     

  • Juan y Zaida

    DÍA QUINTO (11/NOV)

     Dios es nuestro Maestro

     CONSIDERACIÓN. – La Santa Virgen se llama a sí misma la sirvienta del Señor; Ella lo reconoce asimismo por su Maestro y el más grande elogio que puede hacerse de los santos, es decir, que ellos también son los servidores del Señor.

    Comprended bien el sentido de esta palabra: el servidor, no se pertenece; su tiempo, su trabajo, sus esfuerzos, todo es de su amo; si es dedicado y fiel, toma tan a pecho los intereses de aquel a quien sirve, que los cuida como a los suyos propios.

    Nosotros pertenecemos a Dios, que nos ha creado, que nos ha redimido por la sangre de su Hijo. Estamos en la tierra para servirle; es decir, para cumplir los mandamientos que nos ha dado, trabajar para la gloria y para la salvación de nuestros hermanos y la nuestra. ¡Ay! ¡cuántos hombres han repetido en el fondo de su corazón y por sus acciones la espantosa palabra de Satán: “Non serviam”, “yo no serviré” y corrido así, a su propia condenación!

    En cuanto a nosotros, imitemos a María, estimémonos felices de servir a un Dios bueno. En la observancia de sus leyes, encontraremos la paz aquí abajo y después de nuestra muerte, la felicidad que es la recompensa.

     EJEMPLO. – San Vicente de Paúl vivía siempre en presencia de Dios, su Señor y Maestro. En el instante de iniciar algún trabajo, repetía según el Apóstol: Señor, ¿qué quieres que haga? y se aplicaba con gran cuidado a discernir las manifestaciones de la naturaleza de las inspiraciones de la gracia, a fin de descubrir cuál era la voluntad de Dios para cumplirla. También decía que la perfecta conformidad a la voluntad de Dios, es el mejor modo de triunfar de toda especie de tentación, de purificarse de las diferentes imperfecciones y de conservar la paz del corazón.

     PLEGARIA. – Hazme comprender, ¡oh Virgen María! cuán feliz soy por haber sido llamado al servicio del Rey de los reyes, del Señor de los señores, y qué gloria es para mí, pobre criatura, pertenecerle y poder aspirar a la felicidad de habitar en la casa de mi Amo, por los siglos de los siglos. Así sea.

     RESOLUCIÓN. – Me glorificaré de estar al servicio de Dios.

     JACULATORIA. – Madre del Creador, rogad por nosotros.

     

  • MARIA ISABEL SOSA CHACON

  • Juan y Zaida

    DÍA SEXTO (12/NOV)

     ¿Cómo debemos servir a Dios?

     CONSIDERACIÓN. – Dios es nuestro Rey, nosotros somos sus súbditos: Él es nuestro amo, decíamos ayer y nosotros sus servidores. No basta reconocerlo, es necesario probar cómo nos estimamos felices de estar bajo su imperio y dominación. Él podría exigir de nosotros grandes servicios, austeras penitencias, vivos sufrimientos, nuestra vida misma, como lo ha hecho con los mártires. Se muestra con nosotros menos riguroso; lo que quiere, es que cumplamos por Él, todos los actos comunes que llenan cada uno de nuestros días, que nos santifiquemos por el cumplimiento de los deberes de nuestro estado.

    Ofrecerlo todo, aceptar todo de su mano, no buscar nada más que su voluntad, que su buen placer; ésta es la ruta que debe seguir el cristiano, imitando así los ejemplos admirables de nuestra Madre del Cielo, quien ha rogado, trabajado, conversado con sus semejantes, reparado sus fuerzas, tomando alimentos y reposo, pero estos actos tan comunes y ordinarios, Ella los ha elevado y hecho nobles, cumpliéndolos siempre para agradar al Señor.

     EJEMPLO. – Veamos, cómo la piadosa Armelia Nicolás, tenía continuamente a Dios en su mente: “Desde la mañana a la noche, dice, no tenía otro objeto más que su pensamiento.

    “Desde mi despertar, me arrojaba en brazos del Salvador, como un niño en los de su padre, me levantaba para servirle y trabajar, según su agrado. A menudo no tenía tiempo para recitar una corta oración, en todo el día, pero mi corazón se hallaba satisfecho de trabajar para Dios como cuando oraba, porque había aprendido que todo lo que se hace por su amor, es una verdadera oración.

    Vistiéndome, pensaba estar siempre en su adorable presencia y me gustaba considerar que era su amor quien me proveía de qué vestirme.

    Tomando alimentos, me parecía que cada trozo me era presentado por su Divina Providencia y que Él mismo cuidaba de alimentarme.

    Cuando los hombres me perseguían con sus palabras y malos tratamientos y el demonio con sus tentaciones y vanos artificios, me dirigía en seguida a Dios que no dejaba de consolarme nunca”.

     PLEGARIA DE SAN BERNARDO. - ¡Oh María! Con justicia todas las criaturas os invocan, porque en Vos y para Vos, la mano del Todopoderoso, ha como creado de nuevo lo que se había creado. Recibid, pues, lo poco que yo tengo para ofrecer a Dios. Ofreceos Vos misma, a fin de que no sea rehusado. Así sea.

     RESOLUCIÓN. – Me esforzaré en cumplir cada una de mis acciones, de modo de agradar a Dios.

     JACULATORIA. - ¡Oh María! modelo de los cristianos, rogad por nosotros.

     

  • Juan y Zaida