..."La Eucaristía es la fuente y, al mismo tiempo, la cumbre de toda la evangelización, puesto que su objetivo es la comunión de los hombres con Cristo y, en Él, con el Padre y con el Espíritu Santo"...
Si Jesús está escondido en el Santísimo Sacramento, era lógico también que estuviera abandonado por los hombres, que teniendo poca fe, no creen o creen muy débilmente que Jesús está realmente presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía, y así dejan los Sagrarios de las iglesias en completo abandono, y Jesús, como en Getsemaní, queda solo mientras sus discípulos, los cristianos, dormimos en los intereses mundanos y materiales.
¡Qué caudal de gracias y dones tiene Jesús en el Santísimo Sacramento para darnos a los que nos acercamos con fe y amor a Él! Solo está esperando que vayamos a visitarlo unos minutos a la iglesia y Él se las ingenia para darnos tanta cantidad de gracias, que parece imposible que en tan corto tiempo un alma pueda recibir tanto del Señor. La mayoría de las veces ni nos damos cuenta de los dones que hemos recibido, y por eso nos enfriamos en las visitas a Jesús Sacramentado, y el demonio hace lo suyo para acelerar este enfriamiento, poniéndonos dudas y desabrimientos. ¡Claro, al demonio le horrorizan las almas eucarísticas, porque él sabe muy bien que un alma que tiene amor a la Eucaristía, comulgando frecuentemente y adorando al Señor con visitas periódicas, está perdida para él! Y no solo está perdida para él esa alma, sino que esa misma alma es como un centro de energía que atrae a otras muchísimas almas a Dios, a Jesús en el Sagrario.
Aprovechemos que tenemos a Jesús presente en el Santísimo Sacramento en la iglesia, en el Tabernáculo, y vayamos a Él, porque puede llegar el día en que ya no lo tengamos disponible, y lloraremos y lamentaremos su ausencia.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar.
De nuevo aquí me tienes Jesús mío, Confuso y humillado ante tu altar. … Sin saber que decirte ni que hablarte. Ansioso solamente de llorar. Vengo del mundo, vengo del combate, Cansado de sufrir y de luchar. Traigo el alma llena de tristezas, Y hambriento el corazón de soledad. De esa soledad dulce, divina, Que alegra tu presencia celestial. Donde el alma tan solo con mirarte, Te dice lo que quiere sin hablar. Mis miserias Señor aquí me traen, Mírame con ojos de piedad. Soy el mismo de siempre, dueño mío, Un abismo infinito de maldad, Un triste pecador siempre caído, Que llora desconsolado su orfandad. Y gime bajo el peso de sus culpas, Y ansía recobrar su libertad. Soy un alma sedienta de ventura, Un corazón que muere por amar. Y abrazarse a la llama inextinguible, Del fuego de tu eterna caridad. Concédeme Señor que a ti me acerque, Permite que tus pies llegue a besar. Déjame que los riegue con mi llanto, Y sacie en ellos mi ardoroso afán. Oh, que bien se está aquí mi dueño amado, Ante las gradas de tu santo altar. Bebiendo de la fuente de aguas vivas, Que brota de tu pecho sin cesar. Quién pudiera vivir eternamente, En aquella divina soledad. Gozando de tu amor y tu hermosura, En un éxtasis dulcísimo de paz.
Sagrario del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores. Amor me pides, Dios mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor mezclado de tierra y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y limitado. Sea yo, Jesús mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú los eres para mi. Que te ame yo siempre, como te amaron los Apóstoles; y mis labios besen tus benditos pies, como los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los extravíos de mi corazón arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la Samaritana. Déjame reclinar mi cabeza en tu sagrado pecho como a tu discípulo amado San Juan. Deseo vivir contigo, porque eres vida y amor.
Por sólo tus amores, Jesús, mi bien amado, en Ti mi vida puse, mi gloria y porvenir. Y ya que para el mundo soy una flor marchita, no tengo más anhelo que, amándote, morir.
Juan y Zaida
EL ABANDONADO POR LOS HOMBRES.
Si Jesús está escondido en el Santísimo Sacramento, era lógico también que estuviera abandonado por los hombres, que teniendo poca fe, no creen o creen muy débilmente que Jesús está realmente presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía, y así dejan los Sagrarios de las iglesias en completo abandono, y Jesús, como en Getsemaní, queda solo mientras sus discípulos, los cristianos, dormimos en los intereses mundanos y materiales.
¡Qué caudal de gracias y dones tiene Jesús en el Santísimo Sacramento para darnos a los que nos acercamos con fe y amor a Él! Solo está esperando que vayamos a visitarlo unos minutos a la iglesia y Él se las ingenia para darnos tanta cantidad de gracias, que parece imposible que en tan corto tiempo un alma pueda recibir tanto del Señor. La mayoría de las veces ni nos damos cuenta de los dones que hemos recibido, y por eso nos enfriamos en las visitas a Jesús Sacramentado, y el demonio hace lo suyo para acelerar este enfriamiento, poniéndonos dudas y desabrimientos. ¡Claro, al demonio le horrorizan las almas eucarísticas, porque él sabe muy bien que un alma que tiene amor a la Eucaristía, comulgando frecuentemente y adorando al Señor con visitas periódicas, está perdida para él! Y no solo está perdida para él esa alma, sino que esa misma alma es como un centro de energía que atrae a otras muchísimas almas a Dios, a Jesús en el Sagrario.
Aprovechemos que tenemos a Jesús presente en el Santísimo Sacramento en la iglesia, en el Tabernáculo, y vayamos a Él, porque puede llegar el día en que ya no lo tengamos disponible, y lloraremos y lamentaremos su ausencia.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar.
Ago 27, 2012
Juan y Zaida
VISITA A JESÚS SACRAMENTADO.
De nuevo aquí me tienes Jesús mío,
Confuso y humillado ante tu altar.
… Sin saber que decirte ni que hablarte.
Ansioso solamente de llorar.
Vengo del mundo, vengo del combate,
Cansado de sufrir y de luchar.
Traigo el alma llena de tristezas,
Y hambriento el corazón de soledad.
De esa soledad dulce, divina,
Que alegra tu presencia celestial.
Donde el alma tan solo con mirarte,
Te dice lo que quiere sin hablar.
Mis miserias Señor aquí me traen,
Mírame con ojos de piedad.
Soy el mismo de siempre, dueño mío,
Un abismo infinito de maldad,
Un triste pecador siempre caído,
Que llora desconsolado su orfandad.
Y gime bajo el peso de sus culpas,
Y ansía recobrar su libertad.
Soy un alma sedienta de ventura,
Un corazón que muere por amar.
Y abrazarse a la llama inextinguible,
Del fuego de tu eterna caridad.
Concédeme Señor que a ti me acerque,
Permite que tus pies llegue a besar.
Déjame que los riegue con mi llanto,
Y sacie en ellos mi ardoroso afán.
Oh, que bien se está aquí mi dueño amado,
Ante las gradas de tu santo altar.
Bebiendo de la fuente de aguas vivas,
Que brota de tu pecho sin cesar.
Quién pudiera vivir eternamente,
En aquella divina soledad.
Gozando de tu amor y tu hermosura,
En un éxtasis dulcísimo de paz.
Ago 27, 2012
Jhonatan Alarcón
Sagrario del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores. Amor me pides, Dios mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor mezclado de tierra y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y limitado. Sea yo, Jesús mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú los eres para mi. Que te ame yo siempre, como te amaron los Apóstoles; y mis labios besen tus benditos pies, como los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los extravíos de mi corazón arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la Samaritana. Déjame reclinar mi cabeza en tu sagrado pecho como a tu discípulo amado San Juan. Deseo vivir contigo, porque eres vida y amor.
Por sólo tus amores, Jesús, mi bien amado, en Ti mi vida puse, mi gloria y porvenir. Y ya que para el mundo soy una flor marchita, no tengo más anhelo que, amándote, morir.
Ago 27, 2012
lau
AMOR ME PIDES DIOS MIO Y AMOR ME DAS....
BENDITO Y ALABADO SEAS, JESUS SACRAMENTADO....
Ago 27, 2012