..."Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitaran todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre"... Lucas 1, 46-55.
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..."Se ha dicho que su brillo eclipsa el de todos los santos,
así como el sol, al aparecer la aurora, hace desaparecer las estrellas.
¡Dios mío, cuán extraño es esto! ¡Una Madre que ofusca la gloria de sus hijos!
Yo pienso todo lo contrario; creo que aumentará,
pero en mucho, el esplendor de los escogidos...
¡La Virgen María! ¡Cuán sencilla me parece debió ser su vida"...
Santa Teresita del Niño Jesús.
¿Por qué mayo es el mes de la Virgen María?
Mayo: Mes de María La Iglesia otorga este mes a María para conocerla y amarla más
Breves reflexiones para cada día del mes de Mayo, el mes de la Virgen María
Catequesis sobre la Santísima Virgen María S.S. Juan Pablo II
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Ave Maria Purisima... ruega por nosotros que recurrimos a ti.
Comentario
ADVOCACIONES DE
LA VIRGEN MARIA
A María la conocemos bajo diversas advocaciones. No son "muchas Marías" sino una sola, a quien conocemos según la mirada de cada pueblo, de cada época y de cada presentación que ella misma ha hecho para darnos a conocer más y mejor a su hijo Jesús. La Virgen María es la persona que ha sido elegida por Dios para ser la Madre de nuestro Salvador Jesucristo y de todos nosotros. Al rezarle a la Virgen le pedimos que interceda por nosotros y nuestras necesidades ante Dios.
Las Advocaciones corresponden siempre a nuestra Madre María, que es Única, pero que se ha presentado en diferentes lugares y de diferentes formas.
Estos múltiples títulos reconocen diversas causas:
1-Hechos de la vida de María.
2-Aspectos de su persona y de su misión.
3-Lugares especiales de su intervención.
4-Modos de manifestación a favor de los hombres.
Estos diferentes matices presentados por las advocaciones tienen el valor de ser signos a través de los cuales se expresa la riqueza de la persona y misión de María...
Una advocación mariana es una alusión mística relativa a apariciones, dones o atributos de la Virgen María. La Iglesia Católica reconoce innumerables advocaciones en torno a la figura de la madre de Jesús, a las cuales se rinde culto de diversas maneras.
Existen dos tipos de advocaciones: las de carácter místico, relativas a dones, misterios, actos sobrenaturales o fenómenos taumatúrgicos de la Virgen, como Anunciación, Asunción, Presentación, etc. y las apariciones terrenales, que en muchos casos han dado lugar a la construcción de santuarios dedicados a la Virgen, como a la del Pilar (España), de Lourdes (Lourdes, Francia), de Fátima (Fátima, Portugal), Guadalupe (México), etcétera. Estas advocaciones a menudo dan lugar a múltiples patrocinios (como "virgen protectora" ) de pueblos, ciudades o países, o de diversas entidades o cofradías.
Las advocaciones marianas se suelen nombrar con las fórmulas “Santa María de”, “Virgen de” o “Nuestra Señora de”. Igualmente, las advocaciones suelen dar lugar en muchos casos a nombres propios femeninos, compuestos del nombre María y su advocación: María del Carmen, María de los Dolores, María de Lourdes, etc.
Su celebración, en la mayoría de los casos, se hace de forma conjunta el día 8 de septiembre o primer domingo de septiembre, el día que la Iglesia celebra las “Apariciones de la Santísima Virgen en los más célebres santuarios”.
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DÍA TREINTA Y UNO (7/DIC)
María, nuestra Protectora y Reina
CONSIDERACIÓN. – Ninguno de los días de nuestra vida pasará, esperámoslo, sin que presentemos a la Santísima Virgen nuestros piadosos homenajes.
Tenemos sin cesar, necesidad de la protección todopoderosa de Aquella que es, al mismo tiempo, Madre de Jesús y Madre nuestra.
No olvidemos jamás que somos sus hijos, que Ella nos ama y que quiere nuestra felicidad.
Ella nos obtendrá todas las gracias necesarias para cumplir la obra de nuestra salvación. Consagrémosle, pues, terminando estas lecturas, nuestra persona, nuestra familia y pongámonos bajo su guarda, bajo su protección tutelar. Por su intercesión los pecadores se salvan, los enfermos se curan; Ella da a los débiles la fuerza y la victoria a los ejércitos. Nada le cuesta para escuchar nuestras súplicas y necesitándose milagros, Ella los obtiene del Señor, para aquellos que le han entregado su esperanza y confianza.
CONSAGRACIÓN DE SAN LUIS DE GONZAGA, A LA SANTA VIRGEN. – Virgen Santa ¡oh María! mi guía y Soberana, yo vengo a arrojarme al seno de vuestra misericordia y a poner, desde este momento y para siempre, mi alma y mi cuerpo bajo vuestra sagrada guardia y protección especial. Os confío y entrego en vuestras manos todas mis esperanzas y consuelos, todas mis penas y miserias, como también el curso y fin de mi vida, a fin de que por vuestra santísima intercesión y por vuestros méritos, todas mis obras sean hechas según vuestra voluntad y para agrado de vuestro divino Hijo.
RESOLUCIÓN. – Renovaré frecuentemente la consagración de mí mismo, a la Santa Virgen.
JACULATORIA. – María, Reina de todos los santos, rogad por nosotros.
EJEMPLO. – Caracterizaba sobre todo a San Leonardo de Puerto Mauricio, su tierna devoción y su profundo amor a la Madre de Dios. Cada noche, recitaba el rosario, cada vez que oía sonar la hora, decía un Ave María. Celebraba todas las fiestas de la Reina del Cielo con tierna devoción y llevaba siempre consigo una de sus imágenes. María recompensó este amor con usura. Así, San Leonardo decía más tarde: “Cuando recuerdo todas las gracias que he recibido de la Santa Virgen me figuro ser como una capilla de peregrinación, en la cual, de todos lados, cuelgan ex-votos.
No tenéis más que leer, estoy todo cubierto de inscripciones, por dentro y por fuera, en el cuerpo tanto como en el alma; no creo más que los favores de María. Mi salud física y moral, mi sacerdocio, mi hábito religioso, todo lo he recibido por la gracia de esta buena madre. Sobre mi corazón se encuentra grabado: Por la gracia de María; sobre mi lengua: Por la gracia de María.
Sed bendita sin fin, ¡oh dulce y tierna Madre, mi protectora bien amada!
Por toda la eternidad, cantaré las misericordias de María y si tengo la felicidad de salvarme, no será sino por la intercesión de mi soberana, la incomparable Reina de los Cielos”.
PLEGARIA DE SAN BERNARDO, PARA TODOS LOS DÍAS. – Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de aquellos que han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido abandonado. Animado con tal confianza, acudo a Vos ¡oh dulce Virgen de las vírgenes! me refugio a vuestros pies, gimiendo bajo el peso de mis pecados. No despreciéis, ¡oh Madre del Verbo!, mis humildes plegarias; antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas. Así sea.
JACULATORIA. – Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
ruega por nosotros madre mia te pido por mi hogar que aya paz y tranquilidad que mi esposo vuelva a ser buen esposo y padre que se aleje de lo mundano y que deje las malas companias que se aleje del adulterio que recapacite que vea el gran dolor que le causa a nuestros hijos amen
DÍA TREINTA (6/DIC)
El Cielo
CONSIDERACIÓN. – Somos, aquí abajo, nada más que pobres desterrados; gemimos, sufrimos en este valle de lágrimas; nuestra verdadera patria es el Cielo donde gozaremos de la presencia de Dios y de una felicidad tal, que nuestras débiles inteligencias no pueden alcanzar a comprender.
El apóstol San Pablo, Los ojos no han visto, el oído no ha escuchado y el corazón del hombre no sabría comprender lo que Dios reserva a aquellos que ama”.
A medida que avanzamos en edad, el vacío se va haciendo a nuestro alrededor; perdemos a los seres queridos y dejándonos Dios mucho tiempo sobre la tierra, la tristeza, consecuencia inevitable de las crueles separaciones, invadirá nuestra alma.
Tendremos sed de reposo, de calma, de consuelo y de luz.
¡Paciencia! Llegará el momento en que un día nuevo se levantará sobre nosotros; las puertas de la Jerusalén celeste se abrirán y contemplaremos a nuestro Dios cara a cara. Veremos también a María, nuestra Madre bienamada.
Para nosotros, sus hijos, ¡qué felicidad, qué gloria, rodear su trono, cantar sus alabanzas, contemplar sus rasgos, oír su voz!
Después, en el Cielo, volveremos a ver a nuestros padres, a nuestros amigos que nos han precedido en la Patria y esta beatitud no dejará lugar a ningún deseo; tan completa será. Nadie podrá arrebatárnosla; los días sucederán a los días, los años a los años, los siglos a los siglos y la eternidad no hará más que comenzar.
EJEMPLOS. – San Agustín había hablado tan frecuentemente a su pueblo de Hipona del reino de los cielos, que habiéndosele dicho, a este pueblo: “Supongamos que Dios os prometiera vivir cien años, mil años aun, en la abundancia de todos los bienes de la tierra, mas a condición de no reinar jamás con Él”... un grito se elevó en toda la asamblea: ¡que todo perezca y nos quede Dios!
Tales son los sentimientos que deberían animar a todos los cristianos y nosotros los encontramos en el alma simple y recta de un pobre obrero que hemos conocido: Esteban Carrete perdió a su esposa cuando sus hijos se hallaban en la primera infancia. Después de largos años de penosa labor para educar a su numerosa familia, llegó a una extrema vejez sin ningún recurso. No podía trabajar más y sus hijos no lo ayudaban sino en forma insuficiente.
Casi continuamente enfermo, solo, abandonado, parecía no obstante, verdaderamente feliz, sus rasgos denotaban calma, alegría y cuando le preguntaban qué necesitaba, respondía invariablemente:
“Aquí abajo, nada, pues no deseo más que el Cielo”. Y ese hombre sin instrucción hablaba entonces de la felicidad que le esperaba después de su muerte, con un ardor, una fe y, ¿por qué no decirlo? , con una elocuencia que sorprendía a las personas que lo visitaban.
“El Cielo, decía, es la patria, el gozo de Dios, es allí donde reinaremos durante la eternidad. Yo, tan pequeño, tan pobre, tan desconocido, entraré pronto en posesión de esa felicidad, de esa gloria de la cual no podemos siquiera formarnos una idea”.
“¡Oh, cómo Dios es bueno, repetía frecuentemente, de haber preparado tan magnífica recompensa a los elegidos!”
PLEGARIA DEL BIENAVENTURADO LUIS DE GRANADA. – Os suplicamos, ¡oh Madre nuestra! tomarnos bajo vuestra protección y defender nuestra causa ante el tribunal de vuestro Hijo bien amado, a fin de que cuando Él juzgue a los vivos y a los muertos, seamos libertados por vuestra intercesión, de la muerte eterna y colocados a su diestra, en compañía de aquellos que deben reinar con Él por los siglos de los siglos. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Me consolaré de las penas y tristezas de esta vida, con el pensamiento del Cielo.
JACULATORIA. – María, Puerta del Cielo, rogad por nosotros.
¡ OH MARIA MADRE DE LA BUENA MUERTE , RUEGA POR NOSOTROS !!!
DÍA VEINTINUEVE (5/DIC)
La muerte
CONSIDERACIÓN. – Jesús es el autor de la vida y por redimir nuestras faltas, por resucitarnos a la gracia que habíamos perdido por le pecado, ha querido pasar por la muerte y por el sepulcro.
La Santísima Virgen, su Madre, ha seguido también la ley común y para cada uno de nosotros llegará el momento en que Dios permitirá a la muerte llamarnos; no obstante, no pensamos en ello. “Insensato, nos dice el autor de La Imitación, ¿por qué pensar vivir mucho, cuando no tenéis ni un día seguro? ¡Cuántos han sido equivocados y súbitamente arrancados de la vida! ¡Cuántas veces habéis oído decir: Este hombre ha sido muerto con una espada; ese otro, se ha ahogado; aquél se ha roto la cabeza cayéndose; aquel otro, murió comiendo; otro, jugando; tal, ha perecido por el fuego; tal, por un arma; uno, por la peste; otro, en manos de ladrones! El fin de todos es la muerte y la vida del hombre pasa tan rápida como una sombra”.
La muerte es el castigo del pecado; pero, para el cristiano que ha vivido bien, es el comienzo de la vida. Todos nuestros esfuerzos deben, pues, tender a prepararnos para ese paso del tiempo a la eternidad. Debemos siempre estar dispuestos, porque ignoramos el momento en que Dios nos llamará a su juicio; si lo hemos amado y servido ¿qué podemos temer de Él?
El más hermoso día de la vida de la Santísima Virgen fue el de su muerte, porque la reunió con su Hijo para la eternidad y los santos suspiraban por ese trance, que llamaban su liberación.
EJEMPLO. – Como le preguntaran un día, a un santo, cuál era el mejor medio de preparación para la muerte, él respondió: “Pensad cada mañana, que es ese vuestro último día y cada noche, que podéis morir antes de que ésta termine; vos no pecaréis jamás”.
Así, debemos prepararnos a morir cristianamente y no ser sorprendidos por el llamado de Dios.
Los últimos momentos de los que han servido al Señor, no tienen, por lo demás, nada de espantoso.
Suárez, religioso de la Compañía de Jesús, decía, cuando estaba por expirar: “No sabía que fuera tan dulce, morir”.
Pudiéramos nosotros, en esta hora suprema, exclamar como San Luis muriendo: “Señor, entraré en vuestra casa. os adoraré en vuestro templo, glorificaré vuestro santo nombre”.
PLEGARIA DE SAN BUENAVENTURA. – Virgen santa, cuando mi alma salga de mi cuerpo, dignaos venir a su encuentro para recibirla, os lo suplico por la gloria de vuestro santo Nombre ¡oh María! no le rehuséis entonces la gracia de sostenerla con vuestra dulce presencia; sed su escala y su vía para subir al Cielo. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Ejecutaré cada una de mis acciones, como si debiera morir al punto.
JACULATORIA. - ¡Oh María! protectora de la buena muerte, rogad por nosotros.
DÍA VEINTIOCHO (4/DIC)
Perdón de las injurias
CONSIDERACIÓN. – Nuestro Señor Jesucristo iba a morir en la cruz, sufría horribles torturas; sus manos y pies se hallaban perforados por los clavos de la crucifixión; veía a María, su santa Madre, en pie, ante la cruz, sumergida en el más profundo dolor; sus enemigos le injuriaban y se regocijaban de su suplicio. Acaba de prometer el Paraíso al buen Ladrón, escuchémosle ahora dirigir al Cielo sus más ardientes súplicas: “Padre mío, perdónalos, exclama, porque no saben lo que hacen”. ¡Qué lección para nosotros que somos sus discípulos y sus hijos! Encontramos en el curso de nuestra vida, a personas que no nos quieren, que nos desean el mal y que nos lo hacen realmente; la naturaleza sufrirá, el pensamiento de vengarnos por nuestros actos o palabras nos vendrá, puede ser, a la mente; pero, somos cristianos y debemos perdonar, más aun, amar a nuestros enemigos. Volvamos los ojos al crucifijo: Jesús es nuestro modelo. Él ha hecho más que perdonar a sus enemigos, ha rogado por ellos y María ha llevado su heroísmo hasta perdonar, Ella también, a los verdugos de su divino Hijo.
EJEMPLO. – Un pobre negro, que había abrazado el cristianismo, ganó por comportamiento, la gracia y confianza de su amo.
Un día que éste deseaba comprar una veintena de esclavos, se dirigió al mercado con su fiel Tom y le ordenó elegir buenos obreros. Con gran sorpresa del plantador, Tom le presentó un anciano inútil, que el amo no aceptó sino de obsequio. Cuando llegaron a las plantaciones, el buen negro no cesó de prodigar al anciano los más tiernos cuidados. Lo alojó en su cabaña y lo hizo comer con él. Si tenía frío, Tom lo conducía al sol, si se quejaba del calor, lo hacía sentar a la sombra de los cocoteros. Sorprendido de este apego, el amo deseó conocer la causa.
-¿Es tu padre?, le preguntó.
-No, amo; no es mi padre.
-¿Es algún hermano mayor que tú?
-No, no es un hermano mío.
¿Es algún tío u otro de tus parientes? porque no es posible que cobres tan gran amistad hacia un hombre completamente extraño.
-No, mi amo; no es pariente mío ni siquiera amigo.
-Explícame, pues, por qué le prodigas tantas consideraciones.
-¡Es mi enemigo!, respondió el esclavo; él me ha vendido a los blancos en las costas de África, pero no puedo odiarlo, porque el Padre misionero me ha dicho: “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber”.
PLEGARIA DE SAN BUENAVENTURA. – Nosotros dirigimos hacia Vos, oh María, suspiros llenos de fervor y Os suplicamos con tierno amor: destruid todo el mal que nuestros pensamientos perversos hayan podido producir. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Perdonaré gustoso a los que me han perjudicado y les prestaré servicios cuando llegare la ocasión.
JACULATORIA. – María, Trono de Sabiduría, rogad por nosotros.
DÍA VEINTISIETE (3/DIC)
Reforma de sí mismo
CONSIDERACIÓN. – La Santísima Virgen hacía cada día, grandes progresos en su virtud, de suerte que, cuando llegó al término de su existencia aquí abajo, era rica en méritos para el cielo.
Así debemos nosotros proceder.
Todos tenemos defectos que corregir, venimos al mundo con malas inclinaciones consecuencias del pecado original.
Alguno, es naturalmente vivo y colérico; otro, inclinado al descuido y pereza; aquél, se somete difícilmente a sus superiores; aquel otro, se siente inclinado a la malevolencia y envidia. Es necesario combatir resueltamente estos defectos y esforzarnos en reemplazar cada uno de ellos por la virtud opuesta. Hay algunos que se asustan, viéndose malos y que dicen: “Jamás podré corregirme y hacerme bueno”. Esto es un error enojoso, puesto que no estamos abandonados a nosotros mismos; Dios nos ha prometido su gracia para ayudarnos a conseguir nuestra salvación. Su gracia es todopoderosa y con su auxilio, los santos han llegado a tan grande perfección; ellos no valían más que nosotros, tenían sus defectos y a fuerza de luchar contra ellos mismos, se han hecho imitadores de Nuestro Señor Jesucristo.
EJEMPLO. – San Francisco de Sales, por naturaleza violento e irritable, llegó, a fuerza de combates, de esfuerzos perseverantes, a una dulzura inalterable. Sentía algunas veces las primeras efervescencias de la cólera, pero ni el menor signo aparecía al exterior. A las palabras desagradables, hasta injuriosas, que se le dirigían, respondía con caridad y afabilidad, dándonos así un gran ejemplo de lo que puede una voluntad enérgica, ayudada por la gracia todopoderosa del Señor.
PLEGARIA DE SAN EPIFANIO. – Socorredme, oh Madre de Dios, oh Madre de Misericordia, durante el curso de mi vida, alejad de mí los ataques de mis enemigos; en el momento de mi muerte, ponedme en el número de los santos y hacedme entrar en la gloria de vuestro Hijo. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Combatiré el defecto por el cual estoy más dominado.
JACULATORIA. – Madre amable, rogad por nosotros.
Bienvenido a
Santa Teresita Radio
…“Por fin he encontrado mi vocación, MI VOCACIÓN ES EL AMOR”… Santa Teresita del Niño Jesús
¡Corazón de Jesús, tesoro de ternura, tú eres mi dicha,
mi única esperanza!
Santa Teresa de Lisieux.
NOVENA 24 GLORIAS EN HONOR A SANTA TERESITA.pdf
NOVENA MEDITADA A SANTA TERESITA.pdf
TRIDUO EN HONOR A SANTA TERESITA.pdf
ROSARIO CON SANTA TERESITA.pdf
SANTOS LUIS Y CELIA, RUEGUEN E INTERCEDAN POR NOSOTROS Y POR NUESTRAS FAMILIAS.
..."Los santos esposos Luis Martin y María Azelia Guérin vivieron el servicio cristiano en la familia, construyendo cada día un ambiente lleno de fe y de amor; y en este clima brotaron las vocaciones de las hijas, entre ellas Santa Teresa del Niño Jesús"... Papa Francisco.
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