..."Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitaran todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre"... Lucas 1, 46-55.
Miembros: 128
Última actividad: Sep 16, 2019
..."Se ha dicho que su brillo eclipsa el de todos los santos,
así como el sol, al aparecer la aurora, hace desaparecer las estrellas.
¡Dios mío, cuán extraño es esto! ¡Una Madre que ofusca la gloria de sus hijos!
Yo pienso todo lo contrario; creo que aumentará,
pero en mucho, el esplendor de los escogidos...
¡La Virgen María! ¡Cuán sencilla me parece debió ser su vida"...
Santa Teresita del Niño Jesús.
¿Por qué mayo es el mes de la Virgen María?
Mayo: Mes de María La Iglesia otorga este mes a María para conocerla y amarla más
Breves reflexiones para cada día del mes de Mayo, el mes de la Virgen María
Catequesis sobre la Santísima Virgen María S.S. Juan Pablo II
Este grupo ha sido creado a intencambiar mensajes, oraciones y reflexiones entre los miembros acerca de la Santisima Virgen Maria nuestra Madre... bajo sus diversas advocaciones y devociones.
Por favor solo publicar mensajes referentes a la SANTISIMA VIRGEN Y SUS ADVOCACIONES...
otras publicaciones seran borradas... gracias por su comprension...
Ave Maria Purisima... ruega por nosotros que recurrimos a ti.
Comentario
DÍA VEINTE
De la confesión
CONSIDERACIÓN. – Cuando se ha tenido la desgracia de ofender a Dios, no se está absolutamente, condenado sin remedio. Mientras tengamos un soplo de vida, nos es posible obtener el perdón por la confesión humilde de nuestras faltas, un arrepentimiento sincero de haberlas cometido y la firme resolución de no recaer en ellas; porque si hay, en el umbral de la otra vida, el temible tribunal donde sede la justicia misma, tenemos otro, aquí abajo, presidido por la misericordia y María, refugio de los pecadores, parece conducir Ella misma a sus hijos culpables a los pies del sacerdote, que ha recibido del Divino Maestro el poder de absolvernos.
La confesión es, en efecto, un verdadero juicio. Nos acusamos nosotros mismos al Ministro del Señor. Si nuestras disposiciones son suficientes, de parte de Dios, él nos absuelve y por los méritos de la preciosa sangre del Salvador, nuestra alma encuentra la pureza que había perdido.
¿Por que, pues, todos los hombres no comprenden nada la inmensa gracia que se nos ha acordado por el sacramento de la penitencia? ¿De dónde puede venir la repulsión y el miedo que tantos pecadores experimentan, cuando les sería tan ventajoso aproximarse al confesionario, sino de los esfuerzos del demonio, de ese enemigo de todo bien, que quiere impedir a esas almas culpables escapársele? Y sin embargo ¡qué paz, qué calma, se extienden en ellas después de una buena confesión!
EJEMPLO. – Escuchemos a un oficial del ejército de Luis XV, quien, tocado por la gracia, oyendo al célebre Padre Bridaine, predicar durante una misión, resolvió convertirse. Se confesó con el más sincero arrepentimiento. Le parecía, saliendo del confesionario, que había sacado de sobre su corazón, un peso insoportable.
Lloraba de alegría: “Yo, no he gustado en mi vida, decía, de un placer tan puro, tan dulce, que aquel que pruebo desde que he entrado en gracia de mi Dios. No creo que nuestro rey pueda ser más feliz que yo, no, en todo el resplandor que rodea su trono, en medio de todos los placeres que lo rodean, él no está tan contento ni tan gozoso como yo lo estoy, después que he dejado el horrible fardo de mis pecados.
No cambiaría mi suerte por todos los placeres, el fausto, las riquezas, de todos los monarcas del mundo”.
PLEGARIA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO. - ¡Oh Madre mía! Vos, la Abogada de los pecadores, venid en mi auxilio, defendedme de los malignos espíritus y como la gloriosa pasión de vuestro Hijo bendito y vuestra propia intercesión me han dado la esperanza, obtenedme el perdón de mis pecados y la gracia de morir en vuestro amor y en el de Jesús. Conducidme también por el camino de la salvación y de la felicidad eterna. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Me confesaré la víspera de las grandes fiestas de la Iglesia y para ello me prepararé con gran cuidado.
JACULATORIA. – Virgen clemente, rogad por nosotros.
CONSIDERACIÓN. - María fue pura e inmaculada desde su Concepción y el blanco vestido de su inocencia, no fue jamás manchado por la más pequeña falta.
¡Ay! no puede decirse lo mismo de nosotros y sin embargo, sabemos que el pecado es el más grande de los males, que el hombre debe temer, puesto que lo separa de Dios y da muerte a su alma.
Ofendemos a Dios, violamos su ley y no pensamos en el mal tan grande que nos hacemos a nosotros mismos.
Sin embargo, la fe nos enseña que inmediatamente después de nuestra muerte, seremos juzgados por Dios. Nuestra conducta será puesta en vista de la ley divina, según las obligaciones impuestas a nuestro estado. Nuestras palabras, nuestras acciones, serán pesadas rigurosamente y nuestra felicidad o desgracia dependerá, para la eternidad, de la sentencia que será pronunciada. Ninguna potencia celeste o humana podrá cambiarla. Este pensamiento hace temblar, que no sea pues estéril para nosotros; es tiempo aún de volver a nuestro juez favorable; huyamos, detestemos el pecado y, como los santos, prefiramos todos los males, porque el sufrimiento pasa, pero lo que sigue a la iniquidad, permanece eternamente.
Blanca de Castilla, que amaba tiernamente a su hijo, le decía a menudo: “Hijo, me afligiría menos veros morir que veros caer en un solo pecado mortal”; haciéndole así, comprender que la vida del alma es infinitamente superior a la del cuerpo.
EJEMPLO. – El emperador de Constantinopla, herético, habiendo sido irritado violentamente por San Juan Crisóstomo, un día que éste le reprochaba sus faltas, dijo a sus cortesanos: “Quisiera vengarme de este obispo”.
Cuatro o cinco dieron su parecer. El primero dijo: “Enviadle tan lejos, en destierro, que lo veáis jamás”. El segundo: “Confiscadle todos sus bienes”. El tercero: “Arrojadle a una prisión, cargado de hierros”. El cuarto: “¿No sois el amo? Hacedle perecer y libraos de él, por la muerte”. Un quinto, más inteligente: “Vosotros todos, os equivocáis; éstos no son medios de castigarlo; si le desterrarais, el mundo entero sería su patria; si le quitarais los bienes, le quitaríais a los pobres y no a él; si le arrojarais a un calabozo, besaría sus hierros y se estimaría feliz; si le condenarais a muerte, le abriríais el cielo. Príncipe, ¿queréis vengaros? forzadle a cometer un pecado. Lo conozco, este hombre no teme más que al pecado en este mundo.”
¡Pudiera decirse siempre de nosotros, que no tememos más que al pecado!
PLEGARIA DE SAN ALFONSO DE LIGORIO. - ¡Oh Virgen afligida! ¡Oh alma grande en virtud como en dolor! ¡Oh Madre mía! ¡Tened piedad de mí, que no he amado a Dios y que le he ofendido tanto!
¡Oh María, Vos consoláis a todo el mundo, quered también pues, ser mi consuelo! Así sea.
RESOLUCIÓN. – Velaré atentamente sobre mí mismo, a fin de evitar el ofender a Dios.
JACULATORIA. – María, Madre sin mancha, rogad por nosotros.
DIA DIECIOCHO
La Providencia no nos abandona jamás
CONSIDERACIÓN. – No basta aceptar el lugar social, en el cual gustó el Señor colocarnos; es necesario también evitar abandonarnos al descorazonamiento, cuando nos llega el sufrimiento y la prueba.
Dios es nuestro Creador y Padre; no solamente nos ha sacado Él de la nada, sino que vela por nosotros, durante los días de nuestro destierro, aquí abajo. ¿Por qué, pues, dejarnos llevar a la turbación e inquietud?
¿No hemos tenido pruebas de la bondad del Señor y podemos dudar de su amor?
Nosotros no conocemos el porvenir y ¿quién sabe si las cosas que deseamos con ardor, no serían una verdadera desgracia? Dejemos, pues, hacer al buen Dios, y abandonémonos completamente en sus manos.
Veamos cuál ha sido el proceder de la Santísima Virgen en los momentos de prueba, por los cuales quiso el Señor hacerla pasar. Ella ve a su Hijo bienamado, amenazado por el rey Herodes y llena de confianza en la bondad divina, toma con calma el camino a Egipto. Lo pierde en el templo, pero sin descorazonarse ruega al Señor que se lo devuelva. Así debemos proceder nosotros, recurriendo a Dios por la oración y no dejándonos llevar jamás a la desesperación.
“Poned vuestra confianza en el Señor, dice San Agustín, y abandonaos enteramente a la Providencia, ella no cesa de protegeros”.
EJEMPLO. – San Vicente de Paúl mostraba, en la dulzura de sus palabras y la severidad de su rostro, que se hallaba preparado siempre para los diversos accidentes de la vida. No olvidaba su gran máxima: “Nada sucede en el mundo, más que por orden de la divina Providencia”.
Se había arrojado en sus brazos y abandonado enteramente.
Un obispo, admirándose de que nada era suficiente para turbarlo nunca, decía:
-“El señor Vicente es siempre el señor Vicente”.
El santo, sabiendo que se quería suscitar procesos para apoderarse de los bienes de muchas de sus casas, tenía la costumbre de responder a los que le hablaban de los medios empleados para conseguir despojarle: “No me ocurrirá sino lo que plazca al Señor. Él, es el amo de todos mis bienes, que Él disponga de ellos como guste”.
ORACIÓN DE SAN PEDRO DAMIÁN. - ¡Oh Santa Virgen, Madre abnegada! Dios Todopoderoso, os ha hecho la depositaria de su poder y de sus gracias; derramad sobre nosotros la abundancia; todo es posible, puesto que intercedéis por nosotros. Más sois poderosa, más sois misericordiosa. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Me abandonaré a la voluntad de Dios y reposaré, en Él, del cuidado de mi porvenir.
JACULATORIA. – María, Virgen clemente, rogad por nosotros.
DÍA DIECISIETE
De la aceptación de la voluntad de Dios
CONSIDERACIÓN. – El hombre, aquí abajo, rara vez está satisfecho de la posición social que ocupa. Si es pobre, desea ser rico; si tiene riquezas, desea poseer más aún. Pasa su existencia en vanos deseos; olvida que no ha sido creado para obtener tesoros pasajeros y gozar de ellos, sino para merecer, por sus trabajos, por sus luchas y victorias sobre sí mismo, las riquezas eternas, que no temerán ni la herrumbre ni a los gusanos.
Consideremos a María, nuestra Madre del Cielo. Hija de Reyes y llamada a ser un día Reina de los Ángeles y de los hombres, no busca las satisfacciones ni los goces.
Ella es pobre, si vida se pasa en el trabajo y en la privación y jamás se queja de la parte que le ha correspondido. Su alma es demasiado grande, su corazón demasiado noble, para desear bienes que no son más que polvo y ceniza. Eleva sus miradas más alto y no tiene en sus labios más que palabras de agradecimiento por los dones espirituales que ha recibido de Dios.
Imitémosla y sepamos considerarnos felices en el lugar donde la Divina Providencia nos ha colocado.
EJEMPLO. – San Francisco de Sales, debiendo consolar un gran dolor, decía: “No basta solamente aceptar que Dios nos golpee, sino consentir que sea en el punto que le plazca. En pérdidas temporales, que Dios toque o hiera donde quiera y sobre tal cuerda de nuestro laúd que elija, jamás no producirá sino una buena armonía. Señor Jesús, sin reserva, sin tanto, sin pero, sin excepción, sin limitación que vuestra voluntad se haga sobre padre, madre, hijo, en todo y por todo lugar. No digo que no sea necesario desear y rogar por nuestra conservación, pero no debe decirse a Dios: Dejad esto y tomad aquello”.
ORACIÓN DEL BIENAVENTURADO LUIS DE GRANADA. - ¡Oh Reina de misericordia, mi dulzura y mi vida! Elevo mis clamores a Vos, yo, pobre desterrado en este valle de lágrimas.
Socorredme en mis travesías, defendedme en los peligros, conducidme a la presencia de Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Veré la voluntad de Dios, en los diversos sucesos de la vida y aceptaré sin murmurar, el sitio donde me ha colocado.
JACULATORIA. – María, consuelo de los afligidos, rogad por nosotros.
DÍA DIECISÉIS
Relaciones con el prójimo
CONSIDERACIÓN. – María vivió llena de benevolencia para todos. Sus oídos, dice uno de sus historiadores, estaban sin cesar abiertos para oír el bien, pero su boca cerrada, salvo para alabar a Dios o para utilidad del prójimo.
¿No es esta consideración, una condenación notable de nuestra conducta, cuando revelamos sin necesidad las faltas o defectos del prójimo, o que lo acusamos de algo que no ha cometido?
Si un alma recta y verdadera, retrocede, espantada, ante la calumnia, no es así, desgraciadamente, de la maledicencia. No nos dominamos tampoco, nosotros mismos, que nos dejamos arrastrar muy fácilmente a hablar con ligereza del prójimo.
Si hemos sido contrariados en nuestros intentos o heridos en nuestro amor propio, por alguien, no nos venguemos tan pronto, con palabras picantes.
No le robaríamos una moneda y sin escrúpulos, trabajamos en robarle aquello que estima más que la plata o el oro: la estimación de sus semejantes.
EJEMPLO. – En el fondo del desierto de Tebaida, un joven anacoreta cayó enfermo. A pesar de sus sufrimientos, una dulce serenidad brillaba en su semblante.
-Hermano, pareces bien feliz, le dijo el superior.
-Lo soy, en efecto, dijo el enfermo.
-¿Me permites una reflexión?
-¡Oh! ¡padre mío, hablad!
-Muchas veces, en la muerte, el demonio se esconde bajo la cara de un ángel de luz y cubre de flores el pasaje a la eternidad; dime cuál es la razón de esa calma perfecta, de esa alegría que brilla en tus ojos, de esa felicidad inexplicable que te arrebata.
Nosotros estamos angustiados y temblamos.
-Padre mío, yo era muy joven, cuando leí en el Evangelio estas palabras sagradas: “No juzguéis y no seréis juzgados”. Las he meditado; nunca he juzgado, he aquí, por qué yo espero en la misericordia de mi Dios.
Expiró pronunciando estas palabras.
San Agustín, imitador de las virtudes de su digna madre que no sufría que se atacara al prójimo en su presencia, había hecho escribir en gruesas letras en la sala donde tomaba sus alimentos, esta sentencia:
“Si alguno gusta hablar mal de ausentes, que sepa que esta mesa le está prohibida”.
Un día, uno de sus amigos comenzó a hablar de los defectos del prójimo; él lo reprendió en seguida diciendo: “Borrad esas inscripción o levantaos de la mesa”.
PLEGARIA DE SAN AGUSTÍN. - ¡Oh María! no rehuséis vuestro socorro a los desgraciados; levantad el coraje de los débiles y consolad a aquellos que están afligidos; rogad por nosotros, a fin de que todos los que han recurrido a Vos en sus necesidades, sientan los efectos de vuestra protección todopoderosa. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Seré afable en mis relaciones con el prójimo y no hablaré mal de nadie.
JACULATORIA. – María, Refugio de los pecadores, rogad por nosotros.
DÍA QUINCE
De la ayuda que debemos al prójimo
CONSIDERACIÓN. – La Santísima Virgen se nos aparece como un admirable tipo de bondad y caridad: Ella es la salvación de los desgraciados, salud de los enfermos, refugio de los pecadores; nosotros mezclamos su nombre a todos nuestros dolores; cuando sufrimos, vamos a Ella y cuando somos desgraciados, buscamos un asilo en su maternal protección, puesto que es compasiva y nos ama.
¡Si pudiéramos imitarla en las relaciones con nuestro prójimo! El género humano es una gran familia de la cual Dios es el Padre y basta que nos apartemos de ese punto del amor al prójimo sin preguntarnos de qué modo debemos probárselo.
El Divino Maestro se ha encargado de indicarnos el carácter especial:
“Vosotros lo amaréis –dice- como a vosotros mismos”. Es decir, que debemos amarle y procurarle, en cuanto podamos, el bien que deseamos para nuestra propia persona. Y sin embargo ¡ay! el egoísmo reina sobre la tierra y lo encontramos aún en los cristianos.
Se busca el interés propio, todo se refiere a uno mismo, sin inquietarse por los otros. Somos insensibles a las penas de los demás, sino no nos tocan personalmente.
Dios ha querido la desigualdad en las condiciones humanas. Hay entre nosotros ricos y pobres, todos hijos de Dios y hermanos en Nuestro Señor. Los que poseen bienes terrenales, deben ayudar a aquellos que están en la miseria. La limosna es un gran deber, que olvidamos demasiado fácilmente.
El ejercicio de la caridad, es siempre fácil a los verdaderos cristianos. “Si tenéis mucho, dad mucho; si tenéis poco, dad poco, porque es el corazón quien da precio a las cosas”, añade San Ambrosio. El Señor, recompensando esta bella virtud de la caridad, mirará menos el valor del don, que la pureza de la intención.
Que en todas las cosas, esta palabra de la Escritura: “Haz al prójimo lo que deseas que te sea hecho” sea la regla de nuestra conducta, para con nuestros semejantes.
EJEMPLO. – Cuando San Luis abandonó la Palestina para volver a Francia, se embarcó en una nave que chocó contra unas rocas, con tanta violencia, que perdió tres toesas de la quilla.
Se instó al Monarca a descender, para trasbordar.
San Luis, rehusó diciendo: “Estos que se hallan aquí aman tanto sus vidas, como yo amo la mía; si yo descendiera, ellos descenderían también y no encontrando un buque para recibirlos, quedarían expuestos a mil peligros. Me gustaría más, poner en manos de Dios mi vida, la de la reina y de mis hijos, que causar tan gran daño a tan valerosas personas.
PLEGARIA DE SAN GERMÁN. - ¡Oh María! tened piedad de mí. Vos, la Madre de mi Dios, que tenéis tanto amor para los humanos, concededme todo esto que te pido. Vos, que sois nuestra defensa y nuestra alegría, hacedme digo de gozar en vuestra presencia, de esa felicidad que gozáis en el cielo. Así sea.
RESOLUCIÓN. – No haré a mi prójimo, aquello que no desearía, me hiciesen a mí mismo.
JACULATORIA. – María, Auxilio de los cristianos, rogad por nosotros.
DÍA CATORCE
Del amor al prójimo
CONSIDERACIÓN. – El Divino Maestro, nos dice, en el Evangelio, que el primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y que el segundo, en todo semejante al primero, es amar al prójimo como a nosotros mismos, por el amor de Él.
María, nuestra Madre, no dejó nunca de practicar, con gran perfección, esta bella virtud de la caridad. Ella amaba al prójimo puesto que amaba a Dios; veía el prójimo en Él y más tarde, llevó este amor a la sublimidad, puesto que, al pie de la Cruz, aceptó la muerte de su divino Hijo, por la salvación del género humano.
No basta reconocer, de un modo general, que debemos amar a nuestros hermanos; es necesario, en la práctica, probarles ese amor y esto nos será más fácil, cuanto más nos dejamos guiar por la fe, porque de este modo, viendo, como veía la Santa Virgen, a Dios en nuestros hermanos, los amaremos a pesar de todos sus defectos y podremos triunfar de las antipatías y aversiones naturales que tantas veces perjudican la paz en las familias.
San Juan, llegado a una edad muy avanzada, se hacía llevar a la asamblea de los fieles y les repetía sin cesar: “mis pequeños hijos, amaos los unos a los otros”, resumiendo así, esta sublime doctrina de la caridad, de la cual fue el apóstol toda la vida.
Los primeros cristianos habían comprendido bien esto: estaban tan unidos los unos a los otros, que los paganos se admiraban de sus virtudes y decían: “¡Ved cómo se aman!” Sus bienes eran comunes y ponían en práctica este mandamiento del Salvador: “Amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos”.
EJEMPLO. – En un invierno tan riguroso que mucha gente moría de frío, San Martín encontró en una de las puertas de la ciudad de Amiens, a un pobre harapiento. Movido a compasión, viendo que nadie había reparado en su miseria, pensó que Dios se lo había reservado particularmente para aliviarlo. Mas ¿qué podría hacer habiendo distribuido ya todo su dinero en obras de esta naturaleza y no teniendo más que una capa con la cual se hallaba cubierto?
Cortó en dos partes la capa con su espada y reservándose la más pequeña dio la otra al pobre, para revestirse.
La noche siguiente, cuando San Martín dormía, se le apareció Jesús, cubierto con esta parte de la capa y oyó estas palabras: “Aunque Martín no sea aún más que catecúmeno, me ha dado, sin embargo, este vestido”.
Recordando así, que es Él mismo, a quien nosotros vestimos o alimentamos en la persona del pobre.
PLEGARIA DE SAN BUENAVENTURA. – Pueda ¡oh María! arder siempre mi corazón y consumirse mi alma por Vos.
Jesús, mi Salvador y María, mi tierna Madre, acordadme, por vuestros méritos, amaros tanto como sois dignos. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Asistiré a los pobres tanto como pueda y veré a nuestro Señor sufriendo, en ellos.
JACULATORIA. – Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
PARA TÍ, MAMITA GUADALUPANA:
Santísima Virgen de Guadalupe
Alcanzadme de tu Divino Hijo
el perdón de mis pecados
Bendición para mi trabajo
Remedio a todas mis enfermedades y necesidades
y todo lo que tú creas conveniente
para mi y para mi familia.
Santísima Virgen de Guadalupe
No desprecies las súplicas
que te hacemos ante nuestras necesidades
Antes bien líbranos de todos los peligros
y extiende tu manto
para proteger y bendecid a tu nación mexicana.
Amén
DÍA 12: MEDITANDO CON MARÍA
VIRTUD: LA TERNURA
En el Corazón de María, Jesús encontró una cuna llena de ternura, ese regazo materno fue durante toda su vida el mejor lugar de descanso. María es Madre de Dulzura, de Ternura, es suave en sus palabras, en su modo de proceder, todo cuanto hace está impulsado por esta virtud.
Cuando en medio de las luchas de la vida buscamos un descanso y consuelo, ahí está siempre la Madre del cielo extendiéndonos los brazos, recogiendo entre sus dedos nuestras lágrimas, ofreciéndonos un refugio seguro mientras aguardamos a que pase la tormenta.
Virgen Tierna, infunde en nuestro corazón esa ternura tuya, para que seamos en el mundo portadores de cariño y acogida para los hombres.
PROPÓSITO: Practica un acto de amor y ternura en este día: un abrazo, un detalle, una palabra de cariño… algo que sea capaz de tocar el corazón de tu hermano como María toca tu corazón con la dulzura de su amor.
Bienvenido a
Santa Teresita Radio
…“Por fin he encontrado mi vocación, MI VOCACIÓN ES EL AMOR”… Santa Teresita del Niño Jesús
¡Corazón de Jesús, tesoro de ternura, tú eres mi dicha,
mi única esperanza!
Santa Teresa de Lisieux.
NOVENA 24 GLORIAS EN HONOR A SANTA TERESITA.pdf
NOVENA MEDITADA A SANTA TERESITA.pdf
TRIDUO EN HONOR A SANTA TERESITA.pdf
ROSARIO CON SANTA TERESITA.pdf
SANTOS LUIS Y CELIA, RUEGUEN E INTERCEDAN POR NOSOTROS Y POR NUESTRAS FAMILIAS.
..."Los santos esposos Luis Martin y María Azelia Guérin vivieron el servicio cristiano en la familia, construyendo cada día un ambiente lleno de fe y de amor; y en este clima brotaron las vocaciones de las hijas, entre ellas Santa Teresa del Niño Jesús"... Papa Francisco.
HAZ CLICK AQUI PARA VER LA PROGRAMACION DIARIA EN SANTA TERESITA RADIO
UNIDOS EN ORACION!!!
LLUVIA DE BENDICIONES!
© 2024 Creada por Santa Teresita. Con tecnología de
¡Tienes que ser miembro de SANTISIMA VIRGEN MARIA Y SUS ADVOCACIONES para agregar comentarios!