EL MENSAJE DE TERESITA

SU CAMINITO...

El camino espiritual de Teresa Martin fue solitario. Cierto que recibió mucho de su familia, de sus educadores y de sus maestros del Carmelo, pero ningún sacerdote la marcó profundamente. El Espíritu Santo trazó en ella un sendero de autenticidad - « No he buscado mas que la verdad » - que le reveló las profundidades del Amor trinitario y un « caminito » para unirlos sin ninguna preocupación didáctica. Todo surgió de la vida, de los acontecimientos cotidianos releídos a la luz de la Palabra de Dios. Su aportación incomparable a la espiritualidad del siglo XX es una vuelta al Evangelio en su pureza más radical. « Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los Cielos ». (Mateo 18,3).

Es verdad que Teresa no dispuso de un texto completo del Antiguo Testamento, pero descubrió la meditación de la Palabra de Dios. Sin ninguna iniciación, sin ninguna cultura bíblica, cita más de mil veces la Biblia en sus escritos. A los 22 años, dos textos del Antiguo Testamento cristalizarán, después de una larga búsqueda, en el descubrimiento de « la vía de la infancia espititual » que será su gran aportación.

« Quiero ser santa »

Teresa, apasionada adolescente, ha decidido ser santa. En el Carmelo, cuando era postulante, escribió a su padre : « Labraré tu gloria haciéndome una gran santa ».

Pero, muy pronto , va a comprobar su debilidad y su impotencia cuando se compara con los santos. Le parecen una montaña mientras ella no es mas que un granito de arena. « Mi crecimiento es imposible »piensa, pero no se desanima. Si Dios ha puesto en ella esos deseos de santidad, es porque debe tener un caminito para escalar « la dura escalera de la perfección ».

Les enfants

La palabra de Dios le descubre el camino :« Si alguno es pequeño que venga a Mí » (Proverbios 9,4). « Entonces yo fui »- escribe Teresita- preguntándose qué haría Dios con el pequeño que fuese a Èl. Leyendo Isaías 66, comprendió que no podía subir sola la escalera de la perfección , pero que Jesús la cogería en sus brazos y la subiría como en un ascensor rápido.

Desde entonces, Teresita no encuentra ningún obstáculo , al contrario, será pequeña y ligera en los brazos de Jesús y será santa por un camino rápido.

Así cuenta Santa Teresita el descubrimiento de« su caminito » (Manuscrito C, 2).

Su descubrimiento : Dios es esencialmente Amor Misericordioso. En adelante verá todas las perfecciones divinas, incluída la justicia, partiendo de la Misericordia.

Esto conlleva una confianza audaz : « Quiero ser santa, pero siento mi impotencia y te pido, Dios mío, que seas Tú mismo mi santidad » (Acto de ofrenda).

Dejar hacer a Dios no implica ningún infantilismo fácil. Teresa hará todo lo posible para mostrar ,cada día y cada minuto, su amor a Dios y a sus hermanas en una total gratuidad : la del amor.

En todas las situaciones y en todos los actos de su vida Teresa aplica esta regla : Si Dios le pide algo y ella se siente incapaz de hacerlo, Èl lo hará por ella. Un ejemplo : amar a todas sus hermanas como Jesús las ama le es imposible. Entonces, uniéndose a Èl, será Èl quien las amará en Teresa :« Sí, lo sé, cuando soy caritativa , es únicamente Jesús quien actúa en mí. Cuanto más unida estoy a Èl, más amo a todas mis hermanas »( Manuscrito C, 13 r°).

He aquí un camino de santidad que se abre a todos, a los pequeños, los pobres, los que sufren : aceptar la realidad de las propias debilidades y ofrecerse a Dios tal como uno es para que Èl intervenga en nosotros.

Todo se comprende mejor cuando vemos que la frase anterior de Teresa está en las antípodas de la cursilería y muy cerca de la infancia evangélica predicada por Jesús :« Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a esa hoguera divina. Ese camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en los brazos de su padre » (Manuscrito B, 1v°).

Sus intuiciones hacen de ella una precursora de las grandes verdades del Vaticano II : primacía del ministerio pascual de Jesús sobre todas las devociones particuliares, camino de santidad para todo bautizado ; Mariología que ve en María« más una Madre que una Reina » que vivió la prueba de la fe (cf. Poema« Por que te amo María », testamento mariano, mayo 1897) ; Eclesiología de comunión fundada en la presencia del Amor (Espíritu Santo) en el corazón de la Iglesia , que anima todas las vocaciones complementarias en la Comunión de los Santos del Cielo y de la tierra.

Revolución también en la concepción de los fines últimos : no al descanso, sí a la acción :

« Quiero pasar mi cielo haciendo bien en la tierra »

Teresa, sin saberlo, ha abierto caminos de ecumenismo : su lectura de la epístola a los Romanos sedujo a los luteranos. Los cristianos ortodoxos la aman como a S. Francisco de Asís (Símbolos universales utilizados por estos dos santos facilitan la inculturización en otras civilizaciones).

SU MISION...

Salvar las almas

Fue en la catedral de S. Pedro. Un domingo, al finalizar la misa en la que Teresa había recibido la Eucaristía, cuando cerraba el misal, se conmovió profundamente al ver una imagen de Jesús en la Cruz que se deslizaba de una de sus páginas :

"Sentí un gran dolor al pensar que aquella sangre caía al suelo sin que nadie se apresurase a recogerla. Tomé la resolución de estar siempre, con el espíritu, al pie de la Cruz para recibir el rocío divino que goteaba de ella, y comprendí que luego debería derramarlo en las almas. . . También resonaba continuamente en mi corazón el grito de Jesús en la Cruz :« ¡ Tengo sed ! ». Estas palabras encendían en mí un ardor desconocido y muy vivo…Quería dar de beber a mi Amado y yo misma me sentía devorada por la sed de almas…No eran todavía las almas de los sacerdotes las que me atraían, sino las de los grandes pecadores ; ardía en deseos de arrancarlos del fuego eterno…" (Manuscrito A ,45 v°)

Su misión en el Carmelo

Para ser más misionera, Teresa se siente llamada al Carmelo tras los pasos de Santa Teresa de Avila, su « Madre », por el don de su vida y la oración que traspasa todas las fronteras. Como la Santa española,« quisiera dar mil vidas para salvar una sola alma ».

Al entrar en el Carmelo declara :

« He venido para salvar almas pero, sobre todo, para orar por los sacerdotes. »

« Amar a Jesús y hacerlo amar » debe de ser, cada vez más, la meta de mi vida.

Siente una gran alegría cuando le ofrecen dos hermanos espirituales para ayudarles en su ministerio con la oración y el sacrificio :

abbé Bellière
  • el seminarista Mauricio Bellière, de veinte años, pide la ayuda de una carmelita para que rece por su vocación. Será Padre Blanco y partirá a Nyassland ( hoy Malawo). Volverá a Fancia y morirá hospitalizado en el Buen Salvador de Caen en 1907 ,a los treinta años. Teresa le ayudará mucho con sus cartas. Le escribirá once y todas muy importantes ;

abbé Roulland
  • el P. Adolfo Roulland, de las Misiones Extranjeras de París, se escribirá tambien con Teresa después de celebrar su primera misa en el Carmelo y tener una conversación con ella. Partirá a China, a Su-Tchuen . Murió en Fancia en 1934. Teresa le escribirá seis cartas.

Los dos permitieron a Teresa extender sus horizontes a todo el mundo. Enferma, « andará por un misionero ».

Los « deseos infinitos » que la hacen sufrir en la oración la impulsan a escribir :

"Recorrer la tierra (…)Anunciar el Evangelio en las cinco partes del mundo y hasta en las islas más remotas… Quisiera ser misionero no sólo durante algunos años, sino haberlo sido desde la creación del mundo y seguir siéndolo hasta la consumación de los siglos…" (Manuscrito B,3 r°)

Su misión el el cielo

Este deseo se va a intensificar hasta en su lecho de agonía, en la esperanza de seguir siendo misionera después de su muerte :

"Tengo la confianza de que no voy a estar inactiva en el cielo. Mi deseo es seguir trabajando por la Iglesia y por las almas. Así se lo he pedido a Dios y estoy segura de que me va a escuchar.« (Carta 254) »Presiento que mi misión va a comenzar, mi misión de hacer amar a Dios como yo lo amo, de enseñar mi caminito a las almas « (JEV,85) »Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra"(JEV,85)

SU INFLUENCIA UNIVERSAL

Lo más asombroso es que la Iglesia la proclamó Patrona universal de las Misiones en 1927.

Ademas, Sor Teresita, sin haber abandonado jamás su celda, totalmente llena del Amor Misericordioso de Dios en lo cotidiano de su vida, irradió en el mundo las misericordias del Corazón de Dios.

Después de la muerte de Teresa, innumerables vocaciones sacerdotales y religiosas nacieron de su encuentro con Teresa. Ella cumplió sus promesas. Muchísimos sacerdotes y misioneros le han confiado su ministerio.

Más de 50 Congregaciones en el mundo viven la espiritualidad de Santa Teresita. Son ,por lo general, Congregaciones religiosas que han incorporado el mensaje teresiano a su cultura. Sus miembros son unos 5000.

Europa

Francia

  • Deus Caritas 
    Lisieux 
    Institut séculier 
    Fundación : 1963
  • Missionnaires de la Plaine et de Ste Thérèse de l’Enfant-Jésus 
    Fundación : 1921
  • Frères Missionaires de Ste Thérèse de l’Enfant-Jésus 
    Bassac 
    Fundación : 1948
  • Soeurs oblates de Ste Thérèse de l’Enfant-Jésus 
    Fundación : 1924

Italia

  • Instituto Piccole suore di S. Teresa del Bambino Gesù 
    Imola 
    Fundación : 1923
  • I Sacerdoti oblati di S. Teresa del Bambino Gesù 
    Ravenna 
    Fundación : 1965
  • Carmelitane Missionarie di S. Teresa del Bambino Gesù 
    Santa Marinella 
    Fundación : 1925
  • Discepole di S. Teresa del Bambino Gesù 
    Qualiano 
    Fundación : 1926
  • Ancelle di Santa Teresa del Bambino Gesù 
    Salerno 
    Fundación : 1937

Polonia

  • Zgromadzenie Siostr Karmelitanek Dzieciatka Jezus 
    w Markach k. Warszawy 
    Fundación : 1921
  • Zgromadzenie Siostr Sw. Teresy od Dzieciatka Jezus 
    w Podkowie Lesnej 
    Fundación : 1936
  • Zgromadzenie Siostr Terezjanek « Jednosc » 
    w Siedlcach 
    Fundación : 1925

Suiza

  • Compagnia S. Teresa del Bambino Gesù 
    Lugano 
    Institu séculier 
    Fundación : 1926

Alemania

  • Theresienschwestern des katholischen Apostolates 
    Mering 
    Fundación : 1928

America

Haití

  • Petits frères de Ste Thérèse de l’Enfant-Jésus 
    Rivière Froide 
    Fundación : 1960
  • Petites soeurs de Ste Thérèse de l’Enfant-Jésus 
    Rivière Froide 
    Fundación : 1948

Estados Unidos

  • Carmelite Sisters of St. Therese of the Infant Jesus 
    Oklahoma 
    Fundación : 1917

Brasil

  • Missionarias de Santa Teresinha 
    Bragança do Para 
    Fundación : 1954

Canadá

  • Les Petites soeurs de Notre-Dame du Sourire 
    Pieuse Union 
    Fundación : 1954

México

  • Misioneras Eucaristicas de Santa Teresita 
    Fundación : 1936
  • Misioneras carmelitas de S. Teresa del N. Jesùs 
    Puebla 
    Fundación : 1936

Colombia

  • Hermanas Misioneras de Santa Teresita 
    Medellin 
    Fundación : 1929

Oceanía

Apua-Nueva Guinea

  • Sisters of Saint Therese 
    Fundación : 1954

Africa

Zaire

  • Congrégation des soeurs de Ste Thérèse de l’Enfant-Jésus 
    Fundación : 1959
  • Soeurs de Ste Thérèse de l’Enfant-Jésus 
    (Limete) Kinshasa 
    Fundación : 1966
  • Soeurs de Sainte Thérèse 
    Lisala 
    Fundación : 1966

Uganda

  • Filles de Ste Thérèse de l’Enfant-Jésus 
    Fort-Portal 
    Fundación : 1940

Tanzania

  • Teresian Sisters 
    Iringa 
    Fundación : 1931
  • St. Therese Sisters 
    Bukoba 
    Fundación : 1932

Burundi

  • Bene-Teresiya (Filles de Ste Thérèse de Lisieux) 
    Gitega 
    Fundación : 1933

Malawo

  • Teresian Sisters 
    Lilongwe 
    Fundación : 1984

Benín

  • Oblates catéchistes petites servantes des pauvres 
    Fundación : 1914

Camerún

  • Congregation of the Sisters of St Therese of the Child Jesus 
    Kumba-Kumba 
    Fundación : 1970

Asia

India

  • Little Flower Congregation, Prêtres et séminaristes 
    kerala 
    Fundación : 1931
  • Congregation of St Therese of the Child Jesus, Frères 
    Fundación : 1931
  • Bethany Sisters of Little Flower 
    Mangalore 
    Fundación : 1921
  • Missionary Sisters of St Therese of the Child Jesus 
    Kerala 
    Fundación : 1959
  • Sisters of Jesus, « Jesus Bhavan » 
    Sagar 
    Fundación : 1980
  • Congregation of the Mother of Carmel 
    Pious Union

China

  • Dos congregaciones han existado 
    Hasta hoy no tenemos más información 
    Fundación : 1928 et 1931

Filipinas

  • Missionary Catechists of St Therese of the Infant Jesus 
    Fundación : 1958

Oriente Próximo

Líbano

  • Congrégation maronite des soeurs de Ste Thérèse de l’Enfant-Jésus 
    Fundación : 1935

DOCTORA DE LA IGLESIA

Entrevista a Mons. Guy Gaucher

Santa Teresita de Lisieux es la tercera mujer, después de Santa Catalina de Siena y Santa Teresa de Avila ,que ha sido proclamada Doctora de la Iglesia. Mons. Guy Gaucher, obispo-uxiliar de Bayeux y Lisieux, nos explica las consecuencias de esta proclamación.

¿ Primero podría decirnos que es un Doctor de la Iglesia ?

Mons. Guy Gaucher : Son necesarias tres cosas para ser doctor de la Iglesia :

  • La primera : ser un santo canonizado.
  • La segunda, la más importante y la más especial : haber aportado a la Iglesia una doctrina eminente, es decir, que tenga base y que sea útil a la Iglesia universal. No se trata de una doctrina totalmente nueva pues, de hecho, no hay nada nuevo que aportar al Evangelio. Pero la Iglesia vive en la historia. Es aportar algo a un momento de la Iglesia, algo a la dinámica de la Iglesia universal y que sea reconocido como aportación teológica y espiritual muy importante.

Esta doctrina después de ser propuesta, se presenta en una « positio », es decir, un dosier que justifica la solicitud del Doctorado.

La « positio » es examinada por tres instancias : los teólogos de la Congregación de la Fe, los de la Congregación de los Santos y por cardenales de dos Congregaciones. Una vez que estos tres exámenes han sido superados, el asunto se remite al Santo Padre.

  • La tercera cosa es la declaración del Doctorado por el Papa en nombre de la Iglesia.

¿Cómo se planteó la cuestión del Doctorado de Teresa ?

Mons. G. : La historia del Doctorado de Teresa es una vieja historia. Se puede decir que, en cierta manera, se remonta a la misma Teresa, ya que ella tenía el deseo de ser doctor : « Siento la vocación de guerrero, de sacerdote, de apóstol, de doctor, de mártir (…) A pesar de mi pequeñez, quisiera iluminar a las almas como los profetas y los doctores… » (Manuscrito B, 2°v-3r°)

En la Iglesia la cuestión surgió casi despues de su canonización. Desde 1926-27, personas de todo el mundo, no sólo de Francia, laicos, sacerdotes, abades, obispos ,deseaban que Santa Teresita fuese Doctora de la Iglesia .

En 1932, durante un gran congreso que tuvo lugar en Lisieux para la inaguración de la Cripta, el P. Desbuquois, un jesuita muy conocido ,en una conferencia expresó su deseo de que Teresa llegara a ser Doctora de la Iglesia y lo justificó. El congreso aplaudió muy fuerte. Al día siguiente, el periódico La Croix se hacía eco de la petición.

Se preparó un dosier y se envió al Papa Pío XI una especie de « positio » antes de que existiera la petición del doctorado. Este Papa era un gran teresiano pues había beatificado , canonizado a Teresa y declarado « Patrona de las Misiones ». Pero a la cuestión del Doctorado dijo« no », porque era una mujer. Ya había desestimado también el doctorado de Teresa de Ávila por la misma razón. ¿ Quizá el asunto se adelantaba a los tiempos ?

El Papa dejó el tema a sus sucesores. El P. Desbuquois, obediente como buen jesuita dijo :« Ya veremos. Un día Teresa será Doctora… »

En 1970 tuvo lugar un acontecimiento capital : Pablo VI declaró a dos mujeres Doctoras, Teresa de Àvila y Catalina de Siena. Fue un acontecimiento muy importante pero, desgraciadamente, no se sacarán las consecuencias hasta 27 años después. Algunos dijeron entonces : "¿Y Teresa ?

El cardenal Garonne, Arzobispo de Toulouse y miembro de la Curia dio una conferencia sobre Teresa en el Centenario de su nacimiento, en la cual dijo que veía bien que Teresa fuese un día Doctora de la Iglesia .

Después, en 1981, el cardenal Etchegaray, presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, pidió a Roma que Teresa fuese proclamada Doctora.

Justo en este momento los Carmelitas encargaron el asunto al P. Simeón de la Sagrada Familia, postulador de las causas de los Santos.

¿Qué papel ha desempeñado Ud. mismo ?

Mos. G. : : En 1989, después de haber trabajado sobre Teresa y al ser Obispo Auxiliar de Lisieux, Mons. Pican me envió una carta en la que me pedía que me dedicará al tema del Doctorado, en unión con el P. Simeón.

Me dirigí a la orden de los Carmelitas para saber su opinión ; su Capítulo general en 1991, pidió al Santo Padre el Doctorado para Teresa.

La cuestión fue sometida entonces a los obispos de Francia en Lourdes, en 1991.También ellos, bajo la presidencia de Mons. Duval, acordaron la petición del Doctorado.

Después, otras conferencias episcopales del mundo, cuarenta y siete, se unieron a la petición del Doctorado para Teresa. Creo que fue muy significativo.

Además, hubo laicos, sacerdotes, religiosos que se unieron a las peticiones.

Fuimos a la Congregación de los Santos, hablamos de ello, pero los criterios del Doctorado estaban en plena revisión y nos dijeron que no se proclamaban Doctores en ese momoento. La situación permaneció así mucho tiempo.

Después, repentinamente, aceptaron que se hiciese la « positio ». La elaboramos, hay que decirlo, rápida pero seriamente porque teníamos un trabajo de treinta años sobre esta cuestión detrás de nosotros. La « positio » que nosotros presentamos pasó los tres exámenes de los que he hablado. Todo resultó positivo y fue remitida al Santo Padre.

Conviene recordar que no fue un asunto franco-francés, ni del Carmelo. Muchos obispos y cardenales, al ir a Roma a las visitas ad limina, le decían al Papa : « Santo Padre, ¿no proclama a Teresa Doctora de la Iglesia ? »

Esta pregunta se la hacían al Papa mucha veces, incluso una religiosa se la hizo en Lisieux en 1980 ,cuando el Santo Padre vino como Peregrino.

Según Ud. ¿Había un reto en que Teresa , que era una mujer , fuese declarada Doctora de la Iglesia ?

Mos. G. : Si pienso que había un reto. El mensaje de Teresa , su espiritualidad son muy apropiados para nuestro tiempo.

También es muy importante el debate sobre el puesto de la mujer en la Iglesia. He ahí justamente el debate del Doctorado. Hay personas que decían que amaban mucho a Teresa pero afimaban también que, al no haber escrito tratados teológicos, no podía ser Doctora .

Esta es la causa por la que, durante diecinueve siglos, ninguna mujer ha sido Doctora de la Iglesia. En efecto, la educación y el estudio estaban reservados a los hombres. En 1973, el P. Urs von Balthasar, uno de los más grandes teólogos de este siglo, pedía en Nuestra Señora de París, en el centenario de Teresa, que la corporación masculina de teólogos incorporara las aportaciones de las grandes mujeres místicas de la Iglesia y citaba a Hildegarda, Catalina de Siena, Teresa de Àvila, etc.

Ahora las mujeres estudian cosa que antes no ocurría. Por ejemplo, Santa Catalina de Siena, siglo XIV, que murió a los treinta años, carecía de estudios. ¡Sin estudios y fue una mística !… Por ello estuvo bajo sospecha. Fue defendida por el P Raimundo de Capua ,un dominico que era su confesor y que llegó a ser Prior general de su Orden. El vio que esta mujer tenía cosas que decir y que la teología no sólo era especulativa sino también simbólica e intuitiva.

Santo Tomás de Aquino dice que hay dos vías para hablar de Dios : la vía especulativa que el escogió y la vía metafórica, la vía simbólica. Por razones históricas las mujeres están,la mayor parte, más cerca de la segunda. Teresa de Àvila, dos siglos más tarde, también decía que no sabía nada. Fue amenazada por la Inquisición y defendida por los dominicos y jesuitas que dijeron que no estaba loca y que aportaba cosas a la Igesia. Había un antifeminismo muy notable. Las mujeres eran consideradas « ignorantes », no contaba su palabra. Juana de Arco sufrió las consecuencias…

Existe una manera que no es especulativa de hablar de Dios, de aportar algo sobre Dios. Como diría Urs von Balthasar, iluminaciones e intuiciones que, a menudo, los hombres no ven. En el descubrimiento de la Misericordia divina las mujeres han ido más lejos que los hombres.

Es verdad que los santos son teólogos porque han experimentado a Dios. Como diría Julien Green « ellos han abierto el camino ». Aunque , como Dios es Dios, no sepan cómo hablar de Èl, los santos conocen mejor el camino que los que hacen Teología. Dicho esto hacen falta teólogos especulativos, por supuesto.

¿ Qué significa que Teresa sea considerada como teóloga ?

Mos. G. : El cardenal Poupard, en el Sinodo de 1990 sobre la formación de los sacerdotes, hizo una declaración en la que decía que, durante los estudios teológicos, de una manera o de otra , los seminaristas se encuentran con Teresa de Lisieux, bien sea en la Cristología, en el Ecumenismo, en la Mariología o en la espiritualidad bien entendida.

Pienso que el hecho de que Teresa sea Doctora va a provocar cambios. Suelo dar muchas charlas sobre Santa Teresita en los seminarios y sé que su doctrina influye en los sacerdotes jóvenes Quizá sea aún comprendida mejor como Doctora.

Teresa encontró el sentido de la Trinidad, el sentido de la Encarnación, unión del Padre y del Hijo. También encontró a la Iglesia como lugar de comunión y de amor donde el Espíritu Santo es lo primero. Además, abrió un camino de la santidad para todos, hasta para los más pecadores, si tienen confianza en Dios, porque la esperanza es una virtud fundamental en nuestro tiempo. Santa Teresita encontró una Mariología precursora de la del Vaticano II, una Virgen María que tuvo fe y que siguió a su Hijo de la Anunciación al Calvario.

En el Concilio Vaticano II no se citó a Santa Teresita, como tampoco a Santa Teresa de Àvila, porque no se cita a Santos modernos sino a los Padres de la Iglesia - en los Concilios suele hacerse esto-, pero los teólogos afirman que estuvo muy presente. Hay artículos que muestran que los grandes ejes de la teología de Teresa estuvieron presentes en el Vaticano II.

Sin embargo, en el Catecismo de la Iglesia Católica publicado en 1992, se cita a Teresita seis veces y siempre en lugares muy importantes. También se cita a Teresa de Àvila, Catalina de Siena y a otras mujeres, pero ella es la más citada. Es un signo fuerte, lleno de esperanza.

  • ÀNGELUS DEL SANTO PADRE Domingo, 24 de Agosto de 1997 Hipódromo de Longchamp Misa de Clausura de las JMJ
  • CARTA APOSTOLICA DE JUAN PABLO II Para la proclamación de Santa Teresa de Niño Jesús de la Santa Faz « Doctora de la Iglesia universal »

Angelus del Papa Juan Pablo II

Domingo, 24 de Agosto de 1997 - Hipódromo de Longchamp - Misa de Clausura de las JMJ

En el momento de clausurar esta jornada mundial en Francia, quiero evocar la importante figura de Santa Teresita de Lisieux, nacida hace cien años. Esta joven carmelita se entregó enteramente al amor de Dios. Vivió radicalmente la ofrenda de sí misma como respuesta al amor de Dios .En la sencillez de su vida cotidiana supo practicar el amor fraternal. A imitación de Jesús aceptó sentarse en « la mesa de los pecadores », sus« hermanos », para que fuesen purificados por el amor, porque estaba animada del ardiente deseo de ver a todos los hombres« iluminados por la radiante luz de la fe »(Manuscrito C, 6r°)

Teresa conoció el sufrimiento en el cuerpo y la prueba en la fe. Pero permaneció fiel porque, en su gran inteligencia espiritual, supo que Dios es justo y misericordioso. Comprendió que el Amor nos viene de Dios más que del hombre. Hasta en el último momento puso su esperanza en Jesús, el Siervo sufriente que entregó su vida por todos los hombres (cf. Is.53,12).

Teresa no abandonó jamás el libro de los Evangelios (cf. Carta 193) Entendió su mensaje con un sabiduría extraordinaria. Comprendió que en la vida de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo« el amor y la verdad se encuentran »(Ps 85/84, 11 ).En pocos años recorrió « una carrera de gigante » (Manuscrito A, 44°v). Descubrió que su vocación era ser el Amor en el corazón mismo de la Iglesia.Teresa, humilde y pobre, abrió un « caminito » a los hombres que se dirigen al Padre con una confianza audaz. El centro de su mensaje, su actitud espiritual se propone a todos los fieles.

La enseñanza de Teresa, verdadera ciencia del amor, es la expresión luminosa de su conocimiento del misterio de Cristo y de su experiencia personal de la gracia. Ella ayuda a los hombres a descubrir mejor los dones de Dios y a anunciar la Buena Nueva de su Amor infinito.

Carmelita y apóstol, maestra de sabiduría espiritual para muchas personas consagradas o laicas, patrona de las Misiones, Santa Teresita del Nño Jesús ocupa un puesto central en la Iglesia. Su doctrina eminente merece ser reconocida entre las más fecundas.

Respondiendo a numerosas peticiones, después de investigaciones precisas, tengo la alegría de comunicar que el domingo de las Misiones, el 19 de octubre de1997, en la Basílica de S. Pedro de Roma, proclamaré a Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, Doctora de la Iglesia.

He querido anunciar solemnemente este acto aquí, porque el mensaje de Santa Teresita, esta joven tan presente en nuesro tiempo, os corresponde particularmente a vosotros los jóvenes. En la escuela del Evangelio os abre el camino de la madurez cristiana, os invita a ser en el « corazón » de la Iglesia discípulos y testigos ardientes de la caridad de Cristo.

Carta apostólica del Papa Juan Pablo II

Para la proclamación de Santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz

DOCTORA DE LA IGLESIA UNIVERSAL

Roma, 19 de Octubre de 1997

1. LA CIENCIA DEL AMOR DIVINO, que el Padre de las misericordias derrama por Jesucristo en el Espíritu Santo, es un don, concebido a los pequeños y a los humildes, para que conozcan y proclamen los secretos del Reino, ocultos a los sabios e inteligentes : por esto Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo, y bendijo al Padre, que así lo había establecido (cf. Lc 10, 21-22 ; Mt 11,25-26).

También se alegra la Madre Iglesia al constatar que, ene le decurso de la historia, el Señor sigue revelándose a los pequeños y a los humildes, capacitando a sus elegidos, por medio del Espíritu que « todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios » (1 Co 2,10), para hablar de las cosas « que Dios nos ha otorgado (…), no con palabras aprendidas de sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu, expresando realidades espirituales » (1 Co 2, 12-13). De este modo el Espíritu Santo guía a la Iglesia hacia la verdad plena, la dota de diversos dones, la embellece con sus frutos, la rejuvenece con la fuerza del Evangelio y la hace capaz de escrutar los signos de los tiempos, para responder cada vez mejor a la voluntad de Dios (cf. Lumen genitum, nn. 4.12 ; Gaudium et spes, n.4).

Entre los pequeños, a los que han sido revelados de manera muy especial los secretos del Reino, resplandece Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz, monja profesa de la orden de los Carmelitas Descalzos, de la que este año se celebra el centenario de su ingreso en la patria celestial.

Durante su vida, Teresa descubrió del Maestro divino la « ciencia del amor », que luego manifestó con particular originalidad en sus escritos (cf. Ms B, 1 r°). Esa ciencia es la expresión luminosa de su conocimiento del misterio del Reino y de su experiencia personal de la gracia. Se puede considerar como un carisma particular de sabiduría evangélica que Teresa, como otros santos y maestros de la fe, recibió en la oración (cf. Ms C 36, r°).

2. EN NUESTRO SIGLO, la acogida del ejemplo de su vida y de su doctrina evangélica ha sido rápida, universal y constante en nuestro siglo. Casi a imitación de su precoz maduración espiritual, su santidad fue reconocida por la Iglesia en el espacio de pocos años. En efecto, el 10 de junio de 1914 Pío X firmó el decreto de incoación de la causa de beatificación ; el 14 de agosto de 1921 Benedicto XV declaró la heroicidad de las virtudes de la sierva de Dios, pronunciando en esa ocasión un discurso sobre el camino de la infancia espiritual ; y Pío XI la proclamó beata el 29 de abril de 1923. Un poco más tarde, el 17 de mayo de 1925, el mismo Papa, ante una inmensa multitud, la canonizó en la basílica de San Pedro, poniendo de relieve el esplendor de sus virtudes, así como la originalidad de su doctrina, y dos años después, el 14 de diciembre de 1927, acogiendo la petición d emuchos obispos misioneros, la proclamó, junto con san Francisco Javier, patrona de las misiones.

A partir de esos reconocimientos, la irradiación espiritual de Teresa del Niño Jesús ha aumentado en la Iglesia y se ha difundido por todo el mundo. Muchos institutos de vida consagrada y movimientos eclesiales, especialemente en las Iglesias jóvenes, la han elegido como patrona y maestra, inspirándose en su doctrina espiritual. Su mensaje, a menudo sintetizado en el así llamado « caminito », que no es más que el camino evangélico de la santidad para todos, ha sido objeto de estudio por parte de teólogos y autores de espiritualidad. Se han construido y dedicado al Señor, bajo el patrocinio de la santa de Lisieux, catedrales, basílicas, santuarios e iglesias en todo el mundo. La Iglesia católica en sus diversos ritos, tanto de Oriente como de Occidente, celebra su culto.

Numerosos fieles han podido experimentar el poder de su intercesión. Muchos, llamados al ministerio sacerdotal o a la vida consagrada, especialmente en las misiones y en la vida contemplativa, atribuyen la gracia divina de la vocación a su intercesión y a su ejemplo.

3. LOS PASTORES DE LA IGLESIA, comenzando por mis predecesores los Sumos Pontífices de este siglo, que propusieron su santidad como ejemplo para todos, también han puesto de relieve que Teresa es maestra de vida espiritual con una doctrina sencilla y, a la vez, profunda que ella tomó de los manantiales del Evangelio bajo la guía del Maestro divino y luego comunicó a sus hermanos y hermanas en la Iglesia con amplísima eficacia (cf. Ms B, 2v°-3r°).

Esta doctrina espiritual nos ha sido transmitida sobre todo en su autobiografía que, tomada de los tres manuscritos redactados por ella en los últimos años de su vida y publicada un año después de su muerte con el título : Historia de un alma (Lisieux, 1898), ha despertado extraordinario interés hasta nuestros días. Esta autobiografía, traducida, al igual que sus demás escritos, a cerca de cincuenta lenguas, ha dado a conocer a Teresa en todas las regiones del mundo, incluso fuera de la Iglesia católica. A un siglo de distancia de su muerte, Teresa del Niño Jesús sigue siendo considerada una de las grandes maestras de vida espiritual de nuestro tiempo.

4. NO ES SORPRENDENTE, epor tanto, que hayan llegado a la Sede apostólica muchas peticiones para que se le conceda el título de Doctora de la Iglesia universal.

Desde hace algunos años, y especialmente al acercarse la alegre celebración del primer centenario de su muerte, esas peticiones han llegado cada vez en mayor número, incluso de parte de Conferencias episcopales. Además, se han realizado congresos de estudio y abundan las publicaciones que ponen de relieve el hecho de que Teresa del Niño Jesús posee una sabiduría extraordinaria y, con su doctrina, ayuda a muchos hombres y mujeres de cualquier condición a conocer y amra a Jesucristo y su Evangelio.

A la luz de estos datos, decidí encargar un atento estudio para saber si la santa de Lisieux cumplía los requisitos para poder ser declarada Doctora de la Iglesia universal.

5. EN ESTE MARCO, ME COMPLACE RECORDAR BREVEMENTE ALGUNOS MOMENTOS DE LA VIDA DE TERESA DEL NIÑO JESÚS. Nace en Alençon (Francia) el 2 de enero de 1873. Es bautizada dos días más tarde en la iglesia de NOtre Dame, recibiendo los nombres de María Francisca Teresa. Sus padres son Luis Martín y Celia Guérin, cuyas virtudes heroicas he reconocido recientemente. Después de la muerte de su madre, que acontece el 28 de agosto de 1877, Teresa se traslada con toda la familia a la ciudad de Lisieux donde, rodeada del Afecto de su padre y sus hermanas recibe una formación exigente y, a la vez, llena de ternura.

Hacia fines de 1879 recibe por primera vez el sacramento de la penitencia. En el día de Pentecostés de 1883 recibe la gracia singular de curar de una grave enfermedad, por intercesión de Nuestra Señora de las Victorias. Educada por las benedictinas de Lisieux, recibe la primera comunión el 8 de mayo de 1884, después de una intensa preparación, coronada por una singular experiencia de la gracia de la unión íntima con Jesús. Pocas semanas más tarde, el 14 de junio del mismo año, recibe el sacramento de la confirmación, con viva conciencia de lo que implica el don del Espíritu Santo en la participación personal en la gracia de Pentecostés. En la Navidad de 1886 vive una experiencia espritual muy profunda, que describe como una « conversión total ». Gracias a ella, supera la fragilidad emotiva derivada de la pérdida de su madre e inicia « una carrera acelerada » por el camino de la perfección (cf. Ms A, 44v°-45v°).

Teresa desea abrazar la vida contemplativa, como sus hermanas Paulina y María, en el Carmelo de Lisieux, pero se lo impide su corta edad. Con ocasión de una peregrinación a Italia, después de visitar la santa Casa de Loreto y los lugares de la ciudad eterna, en la audiencia que el Papa concede a los fieles de la diócesis de Lisieux, el 20 de noviembre de 1887, con filial audacia pide a León XIII el permiso para entrar en el Carmelo a la edad de 15 años.

El 9 de abril de 1888 entra en el Carmelo de Lisieux, donde recibe el hábito de la orden de la Virgen el 10 de enero del año siguiente, y emite su profesión religiosa el 8 de septiembre de 1890, fiesta de la Natividad de la Virgen María. En el Carmelo emprende el camino de la perfección trazado por la madre fundadora, Teresa de Jesús, con auténtico fervor y fidelidad, cumpliendo los diversos oficios comunitarios que se le confían. Iluminada por la palabra de Dios y probada de modo particular por la enfermedad de su amadísimo padre, Luis Martín, que muere el 29 de julio de 1894, Teresa se encamina hacia la santidad, insistiendo en la centralidad del amor. Descubre y comunica a las novicias encomendadas a su cuidado el caminito de la infancia espiritual, progresando en el cual ella penetra cada vez más en el misterio de la Iglesia y, atraída por el amor de Cristo, siente crecer en sí misma la vocación apostólica y misionera, que la impulsa a llevar a todos hacia el encuentro con el Esposo divino.

El 9 de junio de 1895, en la fiesta de la Santísima Trinidad, se ofrece como víctima de holocausto al amor misericordioso de Dios. EL 3 de abril del año siguiente, en la noche entre el Jueves y el Viernes santo, tiene una primera manifestación de la enfermedad que la llevará a la muerte. Teresa la acoge como la misteriosa visita del Esposo divino. Al mismo tiempo, entra en la prueba de la fe, que durará hasta su muerte. Al empeorar su salud, a partir del 8 de julio de 1897, es trasladada a la enfermería. Sus hermanas y otras religiosas recogen sus palabras, mientras los dolores y las pruebas, sufridos con paciencia, se intensifican hasta culminar con la muerte, en la tarde del 30 de septiembre de 1897. « Yo no muero ; entro en la vida », había escrito a uno de sus hermanos espirituales, don Belliere (Carta 244). sus últimas palabras : « Dios mío, te amo », son el sello de su existencia.

6. TERESA DEL NIÑO JESÚS NOS HA LEGADO ESCRITOS que, con razón, le han merecido el título de maestra de vida espiritual. Su obra principal es el relato de su vida en los tres Manuscritos autobiográficos (A, B y C), publicados inicialmente con el título, que pronto se hizo célebre, de Historia de un alma.

En el Manuscrito A, redactado a petición de la hermana Inés de Jesús, entonces priora del monasterio, y entregado a ella el 21 de enero de 1896, Teresa describe las etapas de su experiencia religiosa : su infancia, especialmente el acontecimiento de su primera comunión y de la confirmación, y su adolescencia, hasta el ingreso en el Carmelo y su primera profesión.

El Manuscrito B, redactado durante el retiro espiritual de ese mismo año, a petición de su hermana María del Sagrado Corazón, contiene algunas de las páginas más hermosas, conocidas y citadas de la santa de Lisieux. En ellas se manifiesta la plena madurez de la santa, que habla de su vocación en la Iglesia, Esposa de Cristo y Madre de las almas.

El Manuscrito C, redactado en el mes de junio y en los primeros días de julio de 1897, procos meses antes de su muerte, y dedicado a la priora María de Gonzaga, que se lo había pedido, completa los recuerdos del Manuscrito A sobre su vida en el Carmelo. Estas páginas revelan la sabiduría sobrenatural de la autora. Teresa narra algunas experiencias elevadísimas de este periodo final de su vida. Dedica páginas conmovedoras a la prueba de la fe : una gracia de purificación que la sumerge en una larga y dolorosa noche oscura, iluminada por su confianza en el amor misericordioso y paternal de Dios. Una vez más, y sin repetirse, Teresa hace brillar la resplandeciente luz del Evangelio. Aquí encontramos las páginas más hermosas, dedicadas al abandono confiado en las manos de Dios, a la unidad entre el amor a Dios y el amor al prójimo, y a su vocación misionera en la Iglesia.

Teresa, en estos tres manuscritos diversos, que coinciden en una unidad temática y en una progresiva descripción de su vida y de su camino espiritual, nos ha entregado una original autobiografía, que es la historia de su alma. En ella se pone claramente de manifiesto que en su existencia Dios ofrece al mundo un mensaje preciso, al señalar un camino evangélico, el « caminito », que todos pueden recorrer, porque todos están llamados a la santidad.

En sus 266 Cartas que conservamos, dirigidas a familiares, a religiosas y a los « hermanos » misioneros, Teresa comunica su sabiduría, desarrollando una doctrina que constituye de hecho un profundo ejercicio de dirección espiritual de almas.

Forman parte de sus escritos también 54 Poesías, algunas de las cuales entrañan gran profundidad teológica y espiritual, inspiradas en la sagrada Escritura. Entre ellas merecen especial mención de « Vivir de amor » (Po 17) y « Por qué te amo, María » (Po 54), síntesis original del camino de la Virgen María según el Evangelio. A esta producción hay que añadir 8 Recreaciones piadosas : composiciones poéticas y teatrales, ideadas y representadas por la Santa para su comunidad con ocasión de algunas fiestas, según la Tradición del Carmelo. Entre los demás escritos, conviene recordar una serie de 21 Oraciones y la colección de sus palabras pronunciadas durante los últimos meses de vida. Esas palabras, de las que se conservan varias redacciones, son conocidas como Novissima verba o últimas conversaciones.

7. EL ANALISIS ESMERADO DE LOS ESCRITOS DE SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS y la resonancia que han tenido en la Iglesia, permiten descubrir los aspectos principales de la « doctrina eminente », que constituye el elemento fundamental en el que se basa la atribución del título de Doctora de la Iglesia.

Ante todo, se constata la existencia de un particular carisma de sabiduría. En efecto, esta joven carmelita, sin una especial preparación teológica, pero iluminada por la luz del Evangelio, se siente instruida por el Maestro divino que, como ella dice, es « el Doctor de los Doctores » (Ms A, 83 v°), el cual le comunica las « enseñanzas divinas » (Ms B, 1r°). Siente que en ella se han cumplido las palabras de la Escritura : « El que sea sencillo, venga a mí… ; al pequeño se le concede la misericordia » (Ms B 1v ; cf. Pr 9,4 ; Sb 6,6) y sabe que ha sido instruida en la ciencia del amor, oculta a los sabios y a los inteligentes, que el Maestro divino se ha dignado revelarle a ella, como a los pequeños (cf. Ms A 49 r° ; Lc 10,21-22).

Pío XI, que consideró a Teresa de Lisieux como « estrella de su pontificado », no dudó en afirmar en la homilía del día de su canonización, el 17 de mayo del año 1925 : « El Espíritu de la verdad le abrió y manifestó las verdades que suele ocultar a los sabios e inteligentes y revelar a los pequeños, pues ella, como atestigua nuestro inmediato predecesor, destacó tanto en la ciencia de la salvación » (AAS 17 [1925] p. 213).

Su enseñanza no sólo es acorde con la Escritura y la fe católica, sino que también resalta por la profundidad y la síntesis madura de la espiritualidad cristiana : une la teología y la vida espiritual, se expresa con vigor y autoridad, con gran capacidad de persuasión y de comunicación, como lo demuestra la aceptación y la difusión de su mensaje en el pueblo de Dios.

La enseñanza de Teresa manifiesta con coherencia y une en un conjunto armonioso los dogmas de la fe cristiana como doctrina de verdad y experiencia de vida. A este respecto, no conviene olvidar que, como enseña el concilio Vaticano II, la inteligencia del depósito de la fe transmitido por los Apóstoles progresa en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo : « Crece la comprensión de las palabras e instituciones transmitidas cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón (cf. Lc 2,19 yb 51), y cuando comprenden internamente los misterios que viven, cuando las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad » (Dei Verbum, 8).

Tal vez en los escritos de Teresa de Lisieux no encontramos, como en otros Doctores, una presentación científicamente elaborada de las cosas de Dios, pero en ellos podemos descubrir un testimonio iluminado de la fe que, mientras acoge con amor confiado la condescendencia misericordiosa de Dios y la savlación en Cristo, revela el misterio y la santida de la Iglesia.

Así pues, con razón se puede reconocer en la santa de Lisieux el carisma de Doctora de la Iglesia, tanto por el don del Espíritu Santo, que recibió para vivir y expresar su experiencia de fe, como por su particular inteligencia del misterio de Cristo. En ella confluyen los dones de la ley nueva, es decir, la gracia del Espíritu Santo, que se manifiesta en la fe viva que actúa por medio de la caridad (cf. santo Tomás de Aquino, Summa Theol. I-II,q. 106,art. 1 ;q. 108, art.1).

Podemos aplicar a Teresa de Lisieux lo que dijo mi predecesor Pablo VI de otra joven santa, Doctora de la Iglesia, Catalina de Siena : « Lo que más impresiona en esta santa es la sabiduría infusa, es decir, la lúcida, profunda y arrebatadora asimilación favorecida, ciertamente, por dotes naturales singularísimas, pero evidentemente prodigiosa, debida a un carisma de sabiduría del Espiritú Santo » (AAS 62 (1970] p. 675).

8. CON SU PECULIAR DOCTRINA Y SU ESTILO INCONFUNDIBLE, Teresa se presenta como una auténtica maestra de la fe y de la vida cristiana. Por sus escritos, al igual que por las afirmaciones de los Santos Padres, pasa la vivificante linfa de la tradición católica, cuyas riquezas, como atestigua también el concilio Vaticano II, « van pasando a la práctica y a la vida de la Iglesia que cree y ora » (Dei Verbum 8).

La doctrina de Teresa de Lisieux, si se analiza en su género literario, correspondiente a su educación y a su cultura, y si se estudia a la luz de las particulares circunstancias de su época, coincide de modo providencial con la más genuina tradición de la Iglesia, tanto por la profesión de la fe católica como por la promoción de la más auténtica vida espiritual, propuesta a todos los fieles con un lenguaje vivo y accesible.

Ella ha hecho resplandecer en nuestro tiempo el atractivo del Evangelio ; ha cumplido la misión de hacer conocer y amar a la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo ; ha ayudado a curar las almas de los rigores y de los temores de la doctrina jansenista, más propensa a subrayar la justicia de dios, y tal vez más que cualquier otra perfección, me parece revestida de amor« (Ms A, 38v°) Así se ha convertido en una imagen viva de aquel Dios que, como reza la oración de la Iglesia, »manifiesta especialmente su poder con el perdón y la misericordia" (cf. Misal romano, oración colecta del domingo XXVI del tiempo ordinario).

Aunque Teresa no tiene propiamente un cuerpo doctrinal, sus escritos irradian particulares fulgores de doctrina que, como por un carsima del Espíritu Santo, captan el centro mismo del mensaje de la Revelación en una visión original e inédita, presentando una enseñanza cualitativamente eminente.

En efecto, el núcleo de su mensaje es el misterio mismo de Dios Amor, de Dios Trinidad, infinitamente perfecto en sí mismo. Si la genuina experiencia espiritual cristiana debe coincidir con las verdades reveladas, en las que Dios se revela a sí mismo y manifiesta el misterio de su voluntad (cf. Dei Verbum 2), es preciso afirmar que Teresa experimentó la revelación divina, llegando a contemplar las realidades fundamentales de nuestra fe encerradas en el misterio de la vida trinitaria. En la cima, como manantial y término, el amor misericordioso de las tres divinas Personas, como ella lo expresa, especialmente en su Acto de consagración al Amor misericordioso. Por parte del sujeto, en la base se halla la experiencia de ser hijos adoptivos del Padre en Jesús ; ése es el sentido más auténtico de la infancia espiritual, es decir, la experiencia de la filiación divina bajo el impulso del Espíritu Santo. También en la base, y ante nosotros, está el prójimo, los demás, en cuya salvación debemos colaborar con Jesús y en él, con su mismo amor misericordioso.

Con la infancia espiritual experimentamos que todo viene de Dios, a él vuelve y en él permanece, para la salvación de todos, en un misterio de amor misericordioso. Con la infancia espiritual experimentamos que todo viene de Dios, a él vuelve y en él permanece, para la salvación de todos, en un misterio de amor misericordioso. Ese es el mensaje doctrinal que enseñó y vivió esta santa.

Como para los santos de la Iglesia de todos los tiempos, también para ella, en su experiencia espiritual, el centro y la plenitud de la revelación es Cristo. Teresa conoció a Jesús, lo amó y lo hizo amar con la pasión de una esposa. Penetró en los misterios de su infancia, en las palabras de su Evangelio, en la pasión del Siervo que sufre, esculpida en su santa Faz, en el esplendor de su existencia gloriosa y en su presencia eucarística. Cantó todas la expresiones de la caridad divina de Cristo, como las presenta el Evangelio (cf. Po 24 « Acuérdate, mi Amor »).

Teresa recibió una iluminación particular sobre la realidad del Cuerpo místico de Cristo, sobre la variedad de sus carismas, dones del Espíritu Santo, sobre la fuerza eminente de la caridad, que es el corazón mismo de la Iglesia, en la que ella encontró su vocación de contemplativa y misionera (cf. Ms B, 2r°-3v°).

Por último, entre los capítulos más originales de su ciencia espiritual conviene recordar la sabia investigación que Teresa realizó sobre el misterio y el camino de la Virgen María, llegando a resultados muy cercanos a la doctrina del concilio Vaticano II en el capítulo VIII de la constitución Lumen gentium y a lo que yo mismo expuse en mi carta encíclica Redemptoris Mater, del 25 de marzo de 1987.

9. LA FUENTE PRINCIPAL DE SU EXPERIENCIA ESPIRITUAL Y DE SU ENSEÑENZA des la palabra de Dios, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Ella misma lo confiesa, especialmente poniendo de relivieve su amor apasionado al Evangelio (cf. Ms A, 83v°). En sus escritos se cuentan más de mil cita bíblicas : más de cuatrocientas del Antiguo Testamento y más de seiscientas del Nuevo.

A pesar de que no tenía preparación y de que carecía de medios adecuados para el estudio y la interpretación de los libros sagrados, Teresa se entregó a la meditación de la palabra de Dios con una fe y un empeño singulares. Bajo el influjo del Espíritu logró, para sí y para los demás, un profundo conocimiento de la Revelación. Concentrándose amorosamente en la Escritura - manifestó que le hubiera gustado conocer el hebreo y el griego para comprender mejor el espíritu y la letra de los libros sagrados - puso de manifiesto la importancia que las fuentes bíblicas tienen en la vida espiritual, destacó la originalidad y la lozanía del Evangelio, cultivó con sobriedad la exégesis espiritual de la palabra de Dios, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo. De esta forma descubrió tesoros ocultos, asumiendo palabras y episodios, a veces con gran audacia sobrenatural, como cuando, leyendo los textos de san Pablo (cf. 1 Cor 12-13), intuyó su vocación al amor (cf. Ms B, 3r°-3v°). Iluminada por la palabra revelada, Teresa escribió páginas admirables sobre la unidad entre el amor a Dios y el amor al prójimo (cf. Ms C, 11v°-19r°) y se sumergió con la oración de Jesús en la última Cena, como expresión de su intercesión por la salvación de todos (cf. Ms C, 34r°-35r°).

Su doctrina coincide, como ya he dicho, con la enseñanza de la Iglesia. Ya desde niña, sus familiares le enseñaron a participar en la oración y en el culto litúrgico. al prepararse para su primera confesión, par su primera Comunión y para el sacramento de la confirmación, mostró un amor extraordinario a las verdades de la fe, y se aprendió casi al pie de la letra el Catecismo (cf. Ms A, 37r°-37v°). Al final de su vida, escribió con su propia sangre el Símbolo de los Apóstoles, como expresión de su adhesión sin reservas a la profesión de fe.

Teresa no sólo se alimentó con las palabras de la Escritura y la doctrina de la Iglesia, sino también, desde su niñez, con la enseñanza de la Imitación de Cristo, que, como confiesa ella misma, se sabía casi de memoria (cf. Ms A, 47 r°). En la realización) de su vocación de carmelita fueron decisivos los textos espirituales de la madre fundadora, santa Teresa de Jesús, especialmente los que explican el sentido contemplativo y eclesial del carisma del Carmelo teresiano (cf. Ms C, 33v°). Pero de modo muy especial Teresa se alimentó de la doctrina mística de san Juan de la Cruz, que fue su verdadero maestro espiritual (cf. Ms A, 83r°). Así pues, no es sorprendente que, siguiendo la escuela de estos dos santos, declarados posteriormente Doctores de la Iglesia, también ella, óptima discípula, se haya convertido en maestra de vida espiritual.

10. LA DOCTRINA ESPIRITUAL DE TERESA DE LISIEUX ha contribuido a la extensión del reino de Dios. Con su ejemplo de santidad, de perfecta fidelidad a la Madre Iglesia, de plena comunión con la Sede de Pedro, así como con las particulares gracias que ha obtenido para muchos hermanos y hermanas misioneros, ha prestado un servicio particular a la renovada proclamación y experiencia del Evangelio de Cristo y a la difusión de la fe católica en todas las naciones de la tierra.

No es necesario insistir mucho en la universalidad de la doctrina teresiana y la amplian aceptación de su mensaje durante el siglo que ha transcurrido desde su muerte, pues están muy bien documentadas en los estudios realizados con vistas a la concesión del título de Doctora de la Iglesia a esta santa.

Reviste particular importancia, a este respecto, el hecho de que el Magisterio de la Iglesia no sólo ha reconocido la santidad de Teresa, sino que también ha pueto de relieve su sabiduría y su doctrina.

Ya Pío X dijo de ella que era « la santa más grande de los tiempos modernos ». Acogiendo con alegría la primera edición italiana de la Historia de un alma, quiso destacar los frutos que se obtenían de la espiritualidad teresiana.

Benedicto XV, con ocasión de la proclamación de la heroicidad de las virtudes de la sierva de Dios, ilustró el camino de la infancia espiritual y alabó la ciencia de las realidades divinas, concedida por Dios a Teresa, para enseñar alos demás los caminos de la salvación (cf. AAS 13[1921] pp. 449-452).

Pío XI, tanto con motivo de su beatificación como de su canonización, quiso exponer y recomendar la doctrina de la santa, subrayando la particular iluminación divina (Discorsi di Pio XI, vol. I, Torino 1959, p ; 91) y definiéndola como maestra de vida (cf. AAS 17 [1925] pp. 211-214).

Pío XII, con ocasión de la consagración de la Basílica de Lisieux en el año 1954, afirmó, entre otras cosas, que Teresa había penetrado con su doctrina en el corazón mismo del Evangelio (cf. AAS 46 [1954] pp.404-408).

El cardenal Angelo Roncalli, futuro Papa Juan XXII, visitó varias veces Lisieux, especialmente cuando era nuncio en París. Durante su pontificado manifestó en diversas circunstacias su devoción por la santa e ilustró las relaciones entre la doctrina de la sante de Avila y la de su hija, Teresa de Lisieux (Discorsi, Messaggi, Colloqui, vol. II [1956-1960] pp.771-772). durante la celebración del Concilio Vaticano II, varais veces los padres evocaron su ejemplo y su doctrina.

Pablo VI, con motivo del centenario de su nacimiento, el 2 de enero de 1973, dirigió una carta al obispo de Bayeux y Lisieux, en la que destacaba el ejemplo de Teresa en la búsqueda de Dios, la proponía como maestra de oración y de esperanza teologal, y modelo de comunión con la Iglesia, recomendando el estudio de su doctrina a los maestros, a los educadores, a los pastores e incluso a los teólogos (cf. AAS 65 [1973] pp.12-15).

Yo mismo, [Juan Pablo II] en varias circunstancias, me he referido a la figura y a la doctrina de la santa, de modo especial con ocasión de mi inolvidable visita a Lisieux, el 2 de junio de 1980, cuando quise recordar a todos : « De Teresa de Lisieux se puede decir con seguridad que le Espíritu de Dios permitió a su corazón revelar directamente a los hombres de nuestro tiempo el misterio fundamental, la realidad del Evangelio (…). El »caminito« es el itinerario de la »infancia espiritual« . Hay en él algo único, un carácter propio de santa Teresa de Lisieux. En él se encuentra, al mismo tiempo, la confirmación y la renovación de la verdad más fundamental y más universal. ¿Qué verdad hay en el mensaje evangélico más fundamental y má universal que ésta : dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos ? » (L’Osservatore Romano, edición en lengua española, 15 de junio de 1980, p.15).

Estas breves referencias a una ininterrumpida serie de testimonios de los Papas de este siglo sobre la santidad y la doctrina de santa Teresa del Niño Jesús y a la difusión universal de su mensaje, expresan claramente hasta qué punto la Iglesia ha acogido, en sus pastores y en sus fieles, la doctrina espiritual de esta joven santa.

Signo de la aceptación eclesial de la enseñanza de la Santa es el hecho de que el Magisterio ordinario de la Iglesia en muchos documentos ha recurrido a esa doctrina, especialmente al tratar de la vocación contemplativa y misionera, de la confianza en Dios justo y misericordioso, de la alegría cristiana y de la vocación a la santidad. Lo atestigua la presencia de su doctrina en el reciente Catecismo de la Iglesia católica (nn. 127, 826, 956, 1011, 2011 y 2558). Ella, que tanto se esforzó por aprender en el catecismo las verdades de la fe, ha merecido ser incluida entre los autores más destacados de la doctrina católica.

Teresa tiene una universalidad singular. Su persona y el mensaje evangélico del « caminito » de la confianza y de la infancia espiritual han encontrado y siguen encontrando una acogida sorprendente en todo el mundo.El influjo de su mensaje abarca ante todo a los hombres y mujeres cuya santidad o virtudes heroicas la Iglesia ha reconocido, pastores de la Iglesia, teólogos y autores de espiritualidad, sacerdotes y seminaristas, religiosos y religiosas, movimientos eclesiales y comunidades nuevas, hombres y mujeres de cualquier condición y de todos los continentes. A todos Teresa les ofrece su personal confirmación de que el misterio cristiano, del que es testigo y apóstol mediante la oración al convertirse, como ella afirma con audacia, en « apóstol de los apóstoles » (Ms A, 56r°), debe tomarse al pie de la letra, con el mayor realismo posible, porque tiene un valor universal en el tiempo y en el espacio. La fuerza de su mensaje radica en que explica de modo concreto cómo todas las promesas de Jesús se cumplen plenamente en el creyente que acoge con confianza en su vida la presencia salvadora del Redentor.

11. TODAS ESTAS RAZONES constituyen un claro testimonio de la actualidad de la doctrina de la santa de Lisieux y del particular influjo de su mensaje en los hombres y mujeres de nuestro siglo. Además, concurren algunas circunstancias que hacen aún más significativa su designación como maestra para la Iglesia en nuestro tiempo.

Ante todo, Teresa es una mujer que, leyendo el Evangelio, supo captar sus riquezas escondidas con la forma concreta y la profunda resonancia vital y sapiencial propia del genio femenino. Entre las innumerables mujeres santas que resplandecen por la sabiduría del Evangelio ella destaca por su universalidad.

Teresa es, además una contemplativa. En el ocultamiento de su Carmelo vivió de tal modo la gran aventura de la experiencia cristiana, que llegó a conocer la anchura y la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo (cf. Ef 3, 18-19). Dios quiso que no permanecieran secretos del Rey (cf. Ms C, 2v°). Con su vida, Teresa da un testimonio y una ilustración teológica de la belleza de la vida contemplativa, como total entrega a Cristo, Esposo de la Iglesia, y como afirmación viva de la primacía de Dios sobre todas las cosas. Su vida, a pesar de ser oculta, posee una fecundidad escondida para la difusión del Evangelio e inunda a la Iglesia y al mundo del buen olor de Cristo (cf. Ct 169, 2v).

Por último, Teresa de Lisieux es una joven. Alcanzó la madurez de la santidad en plena juventud (cf. Ms C, 4 r°). Como tal se presenta como maestra de vida evangélica, particularmente eficaz a la hora de iluminar las sendas de los jóvenes, a los que corresponde ser protagonistas y testigos del Evangelio entre las nuevas generaciones.

Santa Teresa del Niño Jesús no sólo es, por su edad, la Doctora más joven de la Iglesia, sino también la más cercana a nosotros en el tiempo ; así se subraya la continuidad con la que el Espíritu del Señor envía a la Iglesia sus mensajeros, hombres y mujeres, como maestros y testigos de la fe. En efecto, a pesar de los cambios que se producen en el decurso de la historia y de las repercusiones que suelen tener en la vida y en el pensamiento de los hombres de las diversas épocas, no debemos perder de vista la continuidad que une entre sí a los Doctores de la Iglesia : en cualquier contexto histórico, siguen siendo testigos del Evangelio que no cambia y, con la luz y la fuerza que les viene del Espíritu, se hacen sus mensajeros, volviendo a anunciarlo en su integridad a sus contemporáneos. Teresa es maestra para nuestro tiempo, sediento de palabras vivas y esenciales, de testimonios heroicos y creíbles. Por eso, es amada y aceptada también por hermanos y hermanas de otras comunidades cristianas e incluso por muchos no cristianos.

12. EN ESTE AÑO, EN QUE SE CONMEMORA EL CENTENARIO DE LA GLORIOSA MUERTE DE TERESA DEL NIÑO JESÚS DE LA SANTA FAZ, mientras nos preparamos para la celebración del gran jubileo del año 2000, habiendo recibido numerosas y autorizadas peticiones, especialmente de muchas Conferencias episcopales de todo el mundo, y habiendo acogido la petición oficial, o Supplex Libellus, que me dirigieron el 8 de marzo de 1997 el obispo de Bayeux y Lisieux, el prepósito general de la orden de los Carmelitas Descalzos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, y postulador general de la misma orden, decidí encomendar a la Congregación para la doctrina de la fe, por lo que se refiere a la doctrina eminente" (constitución apostólica Pastor bonus, 73), el peculiar estudio de la causa para conceder el título de Doctora a esta santa.

Reunida la documentación necesaria, las dos citadas Congregaciones abordaron la cuestión en sus repectivas Consultas : la de la Congregación para la doctrina de la fe el 5 de mayo de 1997, por lo que atañe a la « doctrina eminente », y la de la Congregación para las causas de los santos el 29 de mayo del mismo año, para examinar la especial « Positio ». El 17 de junio sucesivo, los cardenales y los obispos miembros de esas Congregaciones, siguiendo un procedimiento aprobado por mí para esa ocasión, se reunieron en una Asamblea interdicasterial plenaria y discutieron la Causa, expresando por unanimidad un parecer favorable a la concesión a santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz del título de Doctora de la Iglesia universal. Dicho parecer me fue notificado personalmente por el señor cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, y por monseñor Alberto Bovone, arzobispo titular de Cesarea de Numidia, pro-prefecto de la Congregación para las causas de los santos.

Teniendo todo eso en cuenta, el pasado 24 de agosto, durante la plegaria del Angelus, en presencia de centenares de obispos y ante una inmensa multitud de jóvenes de todo el mundo, reunida en París para la XII Jornada Mundial de la Juventud, quise anunciar personalmente mi intención de proclamar a Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz Doctora de la Iglesia universal con ocasión de la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones (en Roma).

Hoy, 19 de octubre de 1997, en la plaza de San Pedro, llena de fieles procedentes de todo el mundo, y en presencia de numerosos cardenales, arzobispos y obispos, durante la solemne celebración eucarística, he proclamado Doctora de la Iglesia universal a Teresa del Niño Jesús de la Santa Fax, con estas palabras :

 

« Acogiendo los deseos de gran número de hermanos en el episcopado y de muchísimos fieles de todo el mundo, tras haber escuchado el parecer de la Congregación para las causas de los santos y obtenido el voto de la Congregación para la doctrina de la fe en loq ue se refiere a la doctrina eminente, con conocimiento cierto y madura deliberación, en virtud de la plena autoridad apostólica, declaramos a santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, virgen, Doctora de la Iglesia universal. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo ».

Realizado ese acto del modo debido, establecemos que esta carta apostólica sea religiosamente conservada y produzca pleno efecto tanto ahora como en el futuro ; y que además, según sus disposiciones se juzgue y se defina justamente, y que sea vano y sin fundamento cuanto alguien pueda atentar contra las mismas, con cualquier tipo de autoridad, tanto conscientemente como por ignorancia.

 

Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el día 19 del mes de octubre del año del Señor 1997, vigésimo de mi pontificado.

Fuente: http://www.therese-de-lisieux.catholique.fr/

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Comentario de Georgina L. Piloto el septiembre 25, 2018 a las 6:17pm

Saint Therese of the Child of Jesus. I have always followed your sample.

…“Por fin he encontrado mi vocación, MI VOCACIÓN ES EL AMOR”… Santa Teresita del Niño Jesús

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO...¡Que reines Corazón Divino!

¡Corazón de Jesús, tesoro de ternura, tú eres mi dicha,
mi única esperanza!
Santa Teresa de Lisieux.

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