CUARENTA PADRE NUESTRO

“El domingo de Pascua, día 18 de abril de 1936”, la hermana Inmaculada Virdis, escribe: “Jesús me dice: Cuando necesites alguna gracia, recurre alPADRE ETERNO y en las necesidades extraordinarias rezaras CUARENTA VECES, el PADRE NUESTRO, los cuales ofrecerás por los CUARENTA DIAS DE AYUNO que hice, cuando yo estaba sobre la tierra”. Esta devoción está tomada del LIBRO DE ORACIONES DE PODER II  (páginas 92-93 y 94).

1.     Eterno divino Padre, humildemente POSTRADO delante de Tu divina majestad, Te ofrezco los méritos de los crueles dolores que el corazón Inmaculado de Jesús sufrió, cuando se retiró, por CUARENTA DIAS, en el desierto, con el fin de que todos aquellos que dejaron el mundo y a los padres, para corresponder al llamado divino, reciban de Ti la fuerza para vencer la separación y soportar todo con santa paciencia. AMEN. (REZAR 10 PADRE NUESTRO)

2.     Eterno divino Padre, humildemente POSTRADO delante de Tu divina majestad, Te ofrezco los méritos de todo el gran sufrimiento del cuerpo Inmaculado de Jesús, causados por el extenuante ayuno de CUARENTA DIAS y CUARENTA NOCHES, para reparar todos los pecados de gula y de falta de moderación que muchos hombres cometen al satisfacer a las enfermizas exigencias de su miserable cuerpo. AMEN (REZAR 10 PADRE NUESTRO)

3.     Eterno divino Padre, humildemente POSTRADO delante de Tu divina majestad, Te ofrezco los méritos de todas las múltiples y dolorosas pruebas y mortificaciones a las que voluntariamente se sometió el Inmaculado Jesús en los CUARENTA DIAS DE AYUNO en el desierto, para reparar el espíritu de mortificación y deshonestidad de muchos hombres y también para que las almas generosas soporten con paciencia las pruebas y abracen con buena voluntad las cruces que Nuestro Señor les mande. AMEN (REZAR 10 PADRE NUESTRO)

4.     Eterno divino Padre, humildemente POSTRADO delante de Tu divina majestad, Te ofrezco los méritos de los crueles dolores que el corazón Inmaculado de Jesús sufrió durante los CUARENTA DIAS DE AYUNO en el desierto, previendo que, no obstante su ayuno y sus grandes sufrimientos, la gran parte de la humanidad se entregaría a los abusos de los placeres de los sentidos. Te ofrezco los meritos de sus penas enormes, para que los hombres se arrepientan de sus pecados e imiten a Jesús en su vida de pobreza, en la mortificación y en la templanza. AMEN (REZAR 10 PADRE NUESTRO)